- Sí, cierto, que este tratamiento estilístico tiene antecedentes y además muy sonoros, pero a la francesa CALMEJANE le dota de sentido el volver a configurarlo como un hacer visual transgresor pero capaz de arrastrar el pensamiento.
- Son como pensamientos rotos y remotos, primitivos, que demandan una piedad estética antes de que el desgarramiento y la desolación dejen a la humanidad buscando ciegamente a otros ídolos.
- Sus obras son precisamente esos ídolos que se habían perdido entre las calles de una urbe visionaria, que habían castigado la impiedad y decrepitud con su ausencia y que ahora esta artista vuelve a consignarlos como en plena celebración vital.
La saciedad más absoluta
es siempre, apenas, el principio.
(Eduardo Lizalde)
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