23 de diciembre de 2020

ÁNGELES AGRELA (1966) / SE APARECEN SIN MÁS

 

  • Decía Romero Brest que el artista que se conforma con refinar su sensibilidad, sus sentimientos y su fantasía, sin conectarse con los intereses de los demás, se encierra en una peligrosísima soledad, debilita el arte como lenguaje y elimina la estimación como juicio. 
  • Sin estar del todo de acuerdo con lo precedente, sí que es posible constatar que en la andaluza AGRELA se da todo lo contrario.  La suntuosidad más que aparente de estas obras es una acusación contra el prejuicio exterior, es una decoración que se rompe en mil pedazos cuando aparecen unos personajes femeninos que ha conseguido que se delaten a sí mismos y a los que están en su entorno, culpables haberlas camuflado con una capilarización grotesca.  
  • Esa modosidad pictórica encubre lo que tiene en su fondo de salvaje, de rabia y de destrucción de una identidad dada, pero que al mismo tiempo tiene un carácter icónico inconfundible, que está de modelo ejemplar en la tierra y ya no encuentra otra razón que la de ser una misma.  
Si me muero no me entierren.

Quemad mi cuerpo y el humo

gritará la libertad

hasta después de mi muerte.


(Manuel Pacheco)

 

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