- En el momento en que nos encontramos con obras como las de la americana BERRY podríamos estar de acuerdo, ante la influencia de nuestra mirada, que igual que a Breton, nos embarga su declaración respecto a la superioridad de la visión entre todas las modalidades sensoriales.
- O con K. Malevitch en su rotundidad al afirmar que la pintura son los colores porque son inherentes a nuestro organismo. En este caso diría que ya gozan de un exceso jubiloso sin que ello sea óbice para apreciar su plasticidad.
- Hay indudablemente en tales realizaciones una creación y concepción que como espectadores son susceptibles de fascinarnos, de abarcarnos e introducirnos en ese espacio coloreado, en sus maniobras y giros, en el relato mítico que construye.
- Y finalmente Malevitch nos perdonará si recurrimos a una de sus frases para tatuar a esta artista y el fruto de su quehacer, como lo de que los colores son aquellos de los que vive el pintor: son, pues, lo esencial.
Bendito sea aquel elemento irónico del destino que otorga a los pobres de vida el sueño como pensamiento, así como otorga a los pobres de sueño o bien la vida como pensamiento o bien el pensamiento como vida.
(Fernando Pessoa)
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