El artista francés, TASLITZKY, es conocido como el pintor de Buchenwald, ya que él mismo se propuso que su obra fuese un memorial del no olvido, que tuviese la convicción y densidad con que penetra una conciencia plástica vital que habría de resumir el rigor y la cima de un sufrimiento hasta entonces desconocido.
Su capacidad para plasmar una figuración determinante, vertebrada, que fija de manera descarnada, cruel, unas realidades que desbordan la visión, es fruto de su propio sentido pictórico como apelación final, última y definitiva.
Porque incluso sus dibujos alegóricos son la consecuencia de momentos postreros que engullimos decidiéndonos, aun como espectadores, a considerarlos ámbitos remotos, hostiles, acerca de los que nos inclinamos mejor a apreciar sus aspectos turbios sin ofrecernos otras razones, ya vivimos con suficientes.
Estamos para conjugar, reunir, acopiar y no romper derivas, menos para introducir perfiles hoscos en una memoria que si no lo evitamos tiende a estirarse hasta no vislumbrar el fin o el principio.
- Una vez más, amanece.
- Pasó la guerra, pasó la enfermedad, el hambre, pasó la mano
- por el muslo de Antonia y lo encontró semejante al alba,
- jugoso como el alba,
- abierto como el alba,
- suave como el alba.
- (Blas de Otero).
Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
3 de mayo de 2011
BORIS TASLITZKY (1911-2005) / NO MÁS SUFRIMIENTOS
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