- Son los muñones quienes nos miran, ellos mismos nos sitúan, nos ven y no tenemos más remedio que quitarnos las máscaras, porque siempre hay que regresar a la tradición, aunque se debe violentarla antes, ultrajarla, confundirla, destruirla.......porque si no lo haces tú como autor, lo hará ella contigo (Francis Bacon).
- Quizás el italiano SAMORÌ no sea tan consciente de ello como de espantarse a sí mismo, negarse, deformarse y mutilarse. Es una humanidad que no ha llegado a ser, a constituirse como tal, tal si fuese un espíritu maltrecho que deja huella en la materia, que la hace a su imagen y semejanza.
- Es de una perfecta clarividencia en sus intenciones, que las hace salir de su ocultamiento, que crean esas formas plásticas a su pesar de la disconformidad de las mismas, con su dolor y patetismo, con sus trozos de carne seca, mugrienta, indefensa. Sus obras son viscerales, con el vértigo del pathos a sus espaldas y la muerte a la espera, aguardando extasiada en cómo se va cimentando.
Dejando al viento a su dirección, con el alma entregada y un
enorme castigo de silencio.
(Ana Isable Serrano)
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