31 de marzo de 2010

ROBERT TATIN (1902-1983) / UTOPÍAS PARA RECONOCERNOS

  • No siempre arrastramos utopías ni nos cegamos antes ellas, pero cuando lo hacemos quedamos con el espíritu vagando y tratando de descifrar su necesidad o la impostura que supone su realización.
    • El francés TATIN no dudó, por el contrario, en estructurar tal alucinación exorcizando viejos y nuevos demonios y hechizando los que se ocultaban en mitologías paganas, y cosmogonías y teogonías que entronizaban las creencias ancestrales de un hombre que así educaba su propia barbarie.

      • Este palacio-templo-fortín es un emblema de esa tríada que él construyó a partir de la transferencia de los sueños de las deidades, asimilación que exploraba y vertía la sustancia de lo inmortal sobre la que se insertaba.


        • Nuestro imaginario confronta esa visita real tal que si fuese virtual y flotase sobre una carcasa del tiempo sin historia, con únicamente la configuración de una arquitectura cuya identidad estética fuese un atributo de una esencia improrrogable del yo.




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