Otro año más la Feria de Arte Independiente de Madrid y una vez más el artista y taumaturgo valenciano Daniel Claver Herrera, ofreciéndonos el soplo visible de la materia que se mantiene oculto para que su sombra no sea pisada.
Daniel es un pintor de percepciones internas que encuentra sedimentadas en tesoros de experiencias escondidas en el núcleo mineral de lo que yace en la tierra, y él lo reaviva, lo somete a un proceso de regeneración hasta obtener el fulgor plástico de su ser.
Al contrario de lo que piensa C.G. Jung, logra penetrar en los objetos que están fuera de él porque posee una puerta secreta que le permite acceder a ese sueño cósmico sobre el que se levanta su obra.
Él tiene dos rostros, uno dirigiéndose hacia adentro y el otro hacia afuera y como el Werther de Goethe, piensa: "me vuelco hacia mismo y encuentro un mundo". Y tampoco desdeña a Novalis, el ingeniero de minas, cuando dice que "lo exterior es un mundo interior permutado en estado enigmático".
Polvo de mármol, látex, tierras naturales, acrílicos, polvo de cáscara de almendra, betún, barniz, polvo de madera blanca, negro mate, humo de imprenta y plancha de hierro, éstos son los ingredientes de lo telúrico que deja encerrados y grabados en un frente de signos que son los continentes de un delirio terrestre que no promete divisar un fin.
La muestra de Daniel Claver, haya tenido suerte o no, haya o no mantenido al azar demasiado cerca, quedará en la memoria de lo contemplado por encima de lo visto fugazmente.
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