29 de octubre de 2008

CARLOS CASARIEGO / SEGUIR DONDE LO HE DEJADO

Entre estas dos obras del artista asturiano Carlos Casariego media un tiempo de cuarenta años. Y sin embargo, las nociones subyacentes son similares que no idénticas.

En la primera muestra anida un concepto plástico por el cual la imagen, la representación, no vale por sí misma, porque no es completa, porque le faltan los rasgos vibrantes que él introduce, de tal forma que esa esquematización a partir de una gama cromática simbólica pueda transformarla hasta llegar a ser como la que propone, como en realidad debería ser bajo otros patrones más estéticos. El objeto pasa a ser trasfondo y el emblema (rojo, blanco y negro) el objeto, y la construcción una alegoría del poder.



Pero ya han pasado cuarenta años y la rabia contenida se postula ya sin referencias externas, sólo la emoción virulenta expresada a través de la fuerza del pigmento. El cuadrado negro intenta contener esa marea roja en un mar contaminado de azul mas es imposible. El pintor descubre que su evolución pictórica se llena de los mismo signos pero con otras texturas, otros significantes, que condensan casi una vida en formas que se desdicen para adquirir más significado.

Esta noche los murmullos del malecón están cohibidos. Han ahorcado a un esqueleto en una de las puntas. Mi amigo Humberto me dice que habrá más, que alguien sin culpa los sacará de sus tumbas para que ahí colgados no pasen hambre. Y nos fuimos, pues no nos atrevemos ni con el hambre ni con la justicia, sólo con la penumbra por cicatearnos el cobijo.

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