XAIME QUESSADA (1937-2007) / NO HE PODIDO HACER MÁS

 

• La pintura del gallego QUESSADA se exalta ella misma como si no hubiese espacio capaz de contenerla. Su estructuración figurativa se acopla a un imaginario fértil, desbordante, prodigioso, cuya significación es tanto alegórica como simbólica.    

• En sus obras se recrea un éxtasis de Renacimiento contemporáneo que se regenera en sus alardes visionarios de una estética formal implacable y un impacto existencial de muy diversas lecturas y relaciones.

• Su hacer es retomar la historia, darle un repaso y configurar sus elementos en vínculo directo a una realidad que tiene tantas facetas como las que el artista ha insertado en el ámbito plástico, del que él forma parte y en el que se convierte en un portavoz de su tiempo y de su vida.   

Secreto contado a uno, secreto a ninguno. Secreto contado a dos, no lo sabe Dios.

(Roa Bastos) 

BENJAMIN CARBONNE (1970) / EN ESTOS CUERPOS FALLA EL HOMBRE

 

•  Se extasiaba Abrams en lo de que el artista concibe cada obra de arte como si fuera un mundo posible e, igual que Dios, había de hacer que su obra /mundo configure un todo internamente consistente.

• Pero el francés CARBONNE ha empezado por los malditos cuerpos como si fuesen ángeles caídos, malditos en sufrimiento y dolor, retratados como símbolos de una premonición de agonías que no tendrán fin.

• La habilidad de su hacer causa todavía una mayor compenetración entre medios y fines, de tal manera que la plasmación de su obra va dirigida a una verdad que se nos cuelga de la mirada y nos atrapa en ella para grabarnos a fuego su condición. 

Apenas algo comienza ya está la eternidad devorando esa ínfima partícula de lo que sucede. Nada puede sustraerse a su inexorable, furiosa, desmemoriada voracidad.

(ROA BASTOS)

JUANJO SAN PEDRO (1945) / LA TEXTURA IDENTIFICA EL LUGAR

• Señalaba Herbert Read que la pintura abstracta es como la música por cuanto invita al ensueño subjetivo antes que a la interpretación precisa. Y añade que no hay arte que haya tenido fundamentos filosóficos más profundos que el arte abstracto.

• La obra del vasco SAN PEDRO está situada dentro de este ámbito, pero con un significado geológico, cartográfico y topográfico, que da lugar al estallido cromático de unas piezas en las que está teniendo lugar una fusión de lavas y vertidos.  

• Se producen visiones incandescentes, luminosas, fraguadas bajo una superficie que no las detecta, que se han mantenido ocultas hasta que el artista las ha sacado a luz  a través de un hacer poseído de un vislumbre mágico, de una pericia magistral para hacerlas visibles y fascinantes.   

 El ser humano sería perfecto si no se lo impidiesen sus irremediables imperfecciones naturales y adquiridas.

(Roa Bastos)

BARBARA NATI (1980) / ¿SON ALUCINACIONES?

 

• Afirmaba Herbert Read que todos los artistas deben creer que existen en el mundo de la imaginación realidades de las que el trabajo artístico es fugaz reflejo. Pero, añado por mi cuenta, el reflejo queda depositado entre el pensamiento y la memoria.  

• La italiana NATI conoce perfectamente la técnica fotográfica, de la que se sirve para brindar a la mirada un simulacro de símbolos y realidades, las cuales no pueden escaparse de sí mismas cuando la visión es una confrontación entre el hombre y la destrucción de su hábitat.   

• Pero su relumbrante puesta en escena es la soledad de esos restos a modo de palafitos que se erigen como si fuesen el medio de una salvación que no existe y no ha tenido lugar. Quizás sea una metáfora respecto a un sentido de la vida que ya es pasado o que puede serlo, y que nos ha dejado sin destino.

La soledad es como un sueño 

angustioso, sueño sin nadie,

la soledad es el amor sin dueño,

un camino que conduce al aire.

(Alfonso Costafreda)

HUBERT DUPRILOT (1975) / SE PUEDE VIVIR CON EL HORROR

 

• Con el horror no sólo se puede vivir, sino que con él hay que convivir, pues el horror somos nosotros en pasado, presente y futuro. Goya nos enseñó a verlo y encerrarlo en la memoria para que nunca lo olvidásemos.  

• Ese es el propósito de la pintura del francés DUPRILOT, que retoma las fuentes recientes y más remotas, para dar nueva visibilidad a esa memoria que siempre está alerta para inspirar y conjurar un pathos que deviene con una fuerza sobrecogedora.  

• No podemos olvidar que el arte auténtico carece de compasión, y la intensidad confiere a la mano una pasión enloquecedora que nos ofrece lo plasmado como si la realidad, en su forma y color, estuviera esperando la mirada del que observa para insuflarse vida.  

Misericordia, pongo

mi cuerpo a cuatro patas,

dibujo sombras, desciendo muros.

(Alfonso Costafreda)  

AGUSTÍ PUIG (1957) / HAY QUE SALTAR LA VALLA

 

• Declaró Herbert Read que el hecho fundamental al que todo arte debe apuntar es a cierta exaltación del proceso del ser, la afirmación de la vida y del significado del destino humano. Actualmente ya no es así, ahora se apunta en cualquier dirección y se cree que se ha llegado.   

• El catalán PUIG tiene la autoconciencia del que expresando lo que hay de simbólico en el propio hecho de crear, se ejecuta según un modo propio de ser y pensar, pero también de sentir y vivir.  

• Para él la materia es el enigma del que extrae la sustancia formal, la orografía del cuerpo y del alma, el aliento cromático que se despliega entre capilares negros, rojos y blancos, y un espacio que se agiganta para contenerlos. Sólo tienen fe en sí mismos.

Tercos nosotros junto a nuestros libros,

poetas españoles, ¡sorda España!

Contra la oscura piedra de tus siglos,

fugacidad de la palabra.

(Alfonso Costafreda)

CARRIE MOYER (1960) / COMPRENDÍ LO QUE ERAN LAS ESENCIAS CROMÁTICAS

• Estrella de Diego no entiende que cada obra, cada propuesta, cada periodo, cada posición teórica, deba surgir de la nada, sin referentes anteriores, sin ancestros, como si cada vez fuera necesario abdicar de la memoria, volverse (renovadamente salvaje) en un absurdo más difícil todavía.   

• La americana MOYER hace exactamente lo contrario, utiliza la pintura como depósito de la memoria colectiva artística que hace posible y fértil el diálogo con la herencia de antiguos y contemporáneos.

• Por eso su obra toma la alquimia de sus predecesores y sobre la superficie armoniza formas y colores hasta que las sensaciones saltan a flor de piel, hasta que la mirada absorbe la visión y se deslumbra en su acontecer.

 Ariosto en un pasaje del Orlando furioso se queja de que el hombre en su furia implacable arremeta sin cesar contra un espejismo que acabará por devorarlo.

(Roa Bastos)