- Con el horror no sólo se puede vivir, sino que con él hay que convivir, pues el horror somos nosotros en pasado, presente y futuro. Goya nos enseñó a verlo y encerrarlo en la memoria para que nunca lo olvidásemos.
- Ese es el propósito de la pintura del francés DUPRILOT, que retoma las fuentes recientes y más remotas, para dar nueva visibilidad a esa memoria que siempre está alerta para inspirar y conjurar un pathos que deviene con una fuerza sobrecogedora.
- No podemos olvidar que el arte auténtico carece de compasión, y la intensidad confiere a la mano una pasión enloquecedora que nos ofrece lo plasmado como si la realidad, en su forma y color, estuviera esperando la mirada del que observa para insuflarse vida.
Misericordia, pongo
mi cuerpo a cuatro patas,
dibujo sombras, desciendo muros.
(Alfonso Costafreda)
No hay comentarios:
Publicar un comentario