- No hay armonía ni una luz que nos depare la paz, lo que hay es un gran muro donde reina la simbología mortal, la exaltación de lo que nos empequeñece hasta quedar reducidos a una meras y mínimas presencias en las cuencas del cráneo.
- Somos signos tachados o a punto de serlo, pero aún así esta brutalidad y despersonalización ofrece una vitalidad plástica que sin parsimonia, solamente con trazos y dibujos, ocupa todo el espacio de la visión y de la mente.
- Decía Millares que hay pintores que comunican, denuncian, testimonian, porque trabajan desde la médula misma del cuerpo que les ha tocado vivir. Tal es el fin que se propone el británico FRENCH con ese toque callejero y salvaje que desata los demonios.
La historia no nace de un hombre solo, tiene que tener una tradición, o algo que le atraiga, nace con una determinación, en una circunstancia.
(María Zambrano)