- Creo que era Valéry el que escribió que la obra de arte nos ofrece en cada una de sus partes el alimento y el excitante a la vez, despertando continuamente en nosotros una sed y una fuente. En la obra de la suiza FRIES se percibe esa sensibilidad tan aguda y apasionante. El color es tanto una pasta solidificada como un líquido que fluye o impacta en la superficie.
- Pero además va más allá de los estadios de abstracción conocidos, pues les inculca a sus imaginarios cromáticos unas señas de identidad propias y agitadas, violentas o plácidas, calladas o vociferantes, alocadas o veleidosas. Sin embargo, no podemos confundirnos en nuestra mirada seducida, ya que se trata de una confabulación que hace más potente la significación y la magia del artificio.
Aquí estoy entregada en
la oscura noche
sin nadie más
sin nadie
ni esperanza de vida
en la vacía negra sola
cerrada noche
sin nadie
sin un voto ni una razón ni un pero.
(Idea Vilariño)
- Valéry escribía que vivimos continuamente produciendo ficciones, que son nuestros proyectos, nuestras esperanzas, nuestros recuerdos, nuestras pesadumbres, et., y nosotros únicamente somos una perpetua invención. Claro que el americano RYDEN se decanta más bien por unos genes, etiquetados como surrealismo pop, pulcros, cargados de floripondios y perifollos.
- Sus obras tienen una factura acaramelada, dulzona, de cromatismos jugosos, de dibujo inverosímil, de cuentos a la luz de la luna, de intercambios fantásticos, de presencias increíbles y manipulables como muñecas y muñecos de jardín de infancia. Un horror azucarado que nos abre y brinda su paraíso.
Si hubiera, si pudiera,
si aún pudiera llorar,
lloraría al tiempo, al dios
y a tantos otros muertos.
(Idea Vilariño)
- En realidad, parafraseando muy libremente a Valéry, no hay pedazo de tierra que no sea un fragmento, cuidadosamente preparado, de alguna autobiografía. La del mexicano GRANDA está perfectamente elaborada y proyectada.
- En su obra hay una redefinición dialogada del encuentro con la materia, con la misma que crece a nuestros pies y delega en nosotros su vivencia y sus experiencias de crecimiento, vida y muerte. En todos esos elementos que el autor determina, la fusión es el ritual de una fusión cósmica latente, buscadora de un espíritu de luz y sombra que le dé el caudal mágico visivo.
Entonces entre el ansia terrible de las cosas
y el aire que lo envuelve entre sus frías losas,
arqueado como una tibia luna menguante,
triste luna acabada, el cuerpo ya sin sangre
no comprende las rosas.
Idea Vilariño)
- El mexicano MACIEL, cuando veía resplandores, se enfrascaba en la práctica de su astrología plástica, y también como una materialización de vestigios de un territorio que se convertía en una realidad mágica, de ahí su encasillamiento en el llamado realismo mágico.
- Pero además había otras realidades en sus obras que pugnaban por evocar y liberar los espectros de un vivir guardados para ser erigidos en sortilegios creativos y en referencias de una raza y de una historia que no deja de parir talismanes en su defensa.
- Así es como, finalmente, en ese entramado cromático descansa la arbitrariedad de la intimidad del artista, el cual espera que se haga tanto una necesidad como un don que sea un elemento singular y esencial para la cultura mexicana, que es más que una voluntad persistente del tiempo.
- Entre disparo y disparo me agacho o me tiro al suelo, después pinto, hasta que vuelven las balas y me detengo, pero al cesar los impactos en las paredes del sótanos, continúo, y así hasta que paulatinamente vaya culminando cada pintura, autorretratando mi horror dentro de ellas.
- El costamarfileño ABDOULAYE no se da descanso, sus iconos son fiel reflejo de un gesto desesperado ante cada uno de los muertos que se van depositando, sus trazos son tan contemporáneos que vemos en ellos todo aquello que les falta o de lo que carecen.
- Y este expresionismo africano, tribal, étnico, de recia ensambladura, "no se concibe, como dice Marcel Gromaire del moderno, sin ese gusto, a menudo mórbido, por la deformación. Los mejores cuadros expresionistas son gritos desesperados". Realidad y vida aparecen nítidamente.
escribo como el corazón
que late escribe
los gritos de sangre
y de las células de las visiones
del llanto y de la lengua
(Inger Christensen)
- Vamos caminando por la calle y nos dejamos abrumar por los escaparates hasta que nuestro sino consumista va atando cabos de imágenes de aquí y de allá, de tal manera que a ese conglomerado fragmentario incubado en nuestro cerebro solamente le falta un marchamos escénico para erigirse en una apropiación artística.
- Eso es lo que hace el británico PHILLIPSON, aunque en realidad es un cuento de hadas integrador de muchos elementos que tengan una resolución visual inmediata, reconocible, a la que podemos titular en el momento y en el momento podamos atribuirle tanto una crítica social como una parodia, una lectura estimulante como una frivolidad con ínfulas de mayordomo de casa real.
- Es un perfecto ejemplo de lo que el arte contemporáneo da de sí, que es mucho y muy diverso, pero al que el escritor César Aira tacha de "nombre perfectamente absurdo, ni descriptivo ni provocativo ni geográfico, de una materialidad apabullante, casi paródica".
- Sobre unos espacios fríos como presagios e iluminados, cuadrados o esféricos, se desata una figuración limpia, de colores puros consagrados a infundir una visión fantasmagórica cuya explosión está a punto de suceder. Nos confunde porque nos imaginamos como espectadores estar fuera, pero residimos dentro.
- Estamos ante una obra en la que su autor, el catalán VILARÓ, se decanta por una apología plástica mentirosa de ese horror que se manifiesta a nuestro alrededor como un apocalipsis paradójico, entre lo atractivo y lo odioso, entre el amor filial, la infancia, la pasión, el crimen y una moraleja que no se cansa de ir al lavabo a testimoniar su vómito.
- Lo que nos impacta es que se trata de una pintura modosita, virtuosa, casi virgen, y solamente al acercarnos observamos que viene contaminada y envenenada, que estamos condenados a repetir nuestros errores, a movernos conforma a una naturaleza, la humana, que es irremediable y que ni la salida de urgencias la salva.
el cielo que resplandece,
y la luz que casi
desde entonces se ha parecido
al fuego de la bomba atómica
un poco
(Inger Christensen)