- Mucha de la pintura figurativa de hoy son relatos que vibran en la obra, alegorizan la sátira y retienen la broma. Ni se inhiben ni se piensan más que como ellos son en sí mismos. Están, a través de su génesis visual incisiva, para que la doctrina se imparta al revés y sea ese canto excitante que necesitamos.
- Volvemos una y otra vez a los rostros, pues después de ellos parece como si todo se terminase, como si todo fuese el fin, aunque no es más que una simulación de unos principios que siempre están regresando. Experiencias plásticas, en definitiva, que nos acercan a una vida fuera de la rutina, a un imaginario que aún persiste en rondarnos.
- Para el valenciano RUBERT, su obra es como una síntesis que él opera con cuidada determinación, ampliando su resolución a una entropía del presente, pero con una visión del hilo creador que viene del pasado y que engloba todo el caudal que a él le ha llegado.
Los pájaros vuelan sobre tus ojos
y la calavera de un caballo dibuja la silueta de la mentira
de la mentira de Dios en una habitación a oscuras
en donde vuelan los pájaros.
(Leopoldo María Panero)
- Decía María Zambrano que el rostro humano es el lugar donde la naturaleza, el cosmos entero, sale de su hermetismo. Pero éstos del portugués DAMIÂO todavía están a medio camino, aunque no por ello dejamos de sentir su escrutinio a la par que el nuestro.
- ¿Qué piensan y qué evocan? Parecen fantasmales, translúcidos, pero no lo son, son realidades que tiene su origen en una concepción acabada, plásticamente sellada y sublime, de una cita en la que se invocan los rasgos de una lírica que se pinta ahora como conjuro, como exorcismo de quien era y ya no es.
- Facciones de mujer que logran transmitir el lamento de ese hermetismo que nos las deja salir plenamente, que las enclaustra y las asusta, por eso sus ojos tratan de ver lo imposible, trascender la memoria, y sus labios romper el silencio. Obras que nos hablan en unos términos muy concretos de unas secuencias entre la vida y lo que semeja a la muerte.
Mi memoria arde en la sombra
y quema: quema como la yesca
el martillo de mi memoria
que me dice que no soy, ni he sido,
que soy como alguien escupido
en los labios del presente.
(Leopoldo María Panero)
- En la obra del dominicano ABREU la crisopeya cromática adquiere visos futuristas inéditos porque está fundamentada en una sabiduría que solamente secunda lo que la esencia del pigmento le dicta. Las formas están en perpetuo movimiento jugando consigo mismas pero al final es este último el que las va perfilando, dándoles el tono, la esencia, la configuración que referencia y remite a su propia naturaleza.
- Al mismo tiempo es una pintura hondamente caribeña, o por lo menos de una vertiente de la misma que tiene santo y seña, que tiene en ese color voluptuoso todo un sinfín de cuerpos, poesía y sentimientos. Son como peces velocísimos rodeando el infinito a través de sus espirales, de sus fogonazos, de la esponjosidad de sus certidumbres e incertidumbres.
- Hay una riqueza plástica que pone de manifiesto tránsitos, procesos, desarrollos, viajes y fascinaciones. Es la consagración de una voluntad creadora e investigadora, muñidora de efectos y bautismos visuales, de gestos amansados y seguros de que la pérdida es lo seguro, lo más elemental y prioritario.
Volveremos de las ciudades quemadas
y seremos los fantasmas de nuestras propias
palabras.
(Leopoldo María Panero)
- Somos minúsculos y estamos conformes con serlo porque no hay alternativas, pero el paisaje en el que habitamos no descansa y puede que se esté erosionando, degradando y transmutando. Y casi ni lo sentimos, nuestro aparato óptico está ciego y el psíquico convencido de que esto es mejor que nada.
- Entonces empieza una fase nueva, la de que cualquier realidad es posible ante este marco tan inconcebible y al formar parte de ella como oriundo no necesito más que adaptarme a ella. Es la gran alegoría de cómo sobrevivir sin percibir la amenaza, de cómo asentarme sin ver, de cómo quedarme solo sin soledad.
- Para el vasco UGALDE toda temática que abarque plásticamente una sinrazón del hábitat es suficiente para ejecutar una obra que sea perspicaz, audaz y dé en el clavo. Nos da una razón para presentir y pensar en un paradigma que no ambiciona serlo, con sólo removerlo atinadamente ya hay más que de sobra.
Mis dos manos bien unidas
señalan el camino:
una el mar y la otra al vino
que en mi falo yo adivino.
(Leopoldo María Panero).
- Hay inmersión que afortunadamente siempre se sale de los cauces. Y de alguna forma la describe Valéry expresando que el mejor argumento consiste en que, de nueves veces sobre diez, toda gran novedad dentro de un orden se obtiene gracias a la intrusión de medios y nociones que no estaban allí previstos.
- En la obra del cubano RAMÍREZ tal alegato es esencial para encontrar su significación. Porque la confusión reglada de todos los elementos que la componen bajo el signo del humor y el mensaje de que no existe revelación más profunda que la que uno se haga sobre sí mismo trabajando en la reverberación plástica que le rodea, es lo fundamental de una creación que nace casi desde el bullicio y el jolgorio.
- Sobre esta propuesta atinada solamente hay que acondicionar la mirada, transcribir la ofrenda y los atributos, legalizar sus sentencias, proclamar el viento festivo que mueve su paciencia, sin dejar que nos rinda una resignación que no lleve inherente la más hermosa alevosía.
Felisa, el falo que nos convoca
a esta dulce tumefacción de mi boca
no es sino una torre que invoca
el palacio de mi soledad.
(Leopoldo María Panero)
- Recorto, ensamblo, encajo, pinto y grabo en la madera. Salen letras, números, que conforman su lenguaje, que emiten una comunicación que armoniza sobre estos armazones, ídolos y construcciones, una conciliación entre pasado y presente, entre dos mitades del tiempo.
- La habilidad del cubano SALAS en conjugar elementos materiales y simbólicos sin rehuir su hilo conductor de plasticidad es uno de los rasgos que definen su obra y que la hacen especial para dotar a los espacios de una realidad demostrativa de su ingente capacidad para regenerarse.
- Para el espectador es la oportunidad de asociar experiencias y relatos, de ver señales y relacionarlas con su visión de lo que todavía sigue siendo un mensaje de futuro, un nuevo hecho esculpido para materializar sueños y exorcismos.
Dos peces
resplandecen en el cielo
mostrando el sendero sin salida
el sendero inmóvil del excremento.
(Leopoldo María Panero).
- El brasileño MAGALHAES se mueve entre la teosofía y el esoterismo, entre creencias que tienen que ver con el destino más intangible, más impenetrable y por eso su pintura es una pregunta que va buscando respuesta tras respuesta, hurgando en las miradas, en los ojos, en los rostros.
- Son quimeras que les cuesta ser palpables, vistas, que en el acto de transferirlas piensan que pierden su naturaleza intrínseca, su realidad ignota que lo es porque la imagen devora y no trasciende, denota y miente, no sufre y no comprende. Pero el artista siente la necesidad de que los ojos sean más que el intelecto, de que lo iconográfico sea más que el concepto.
- Y al final la obra es un catálogo de evidencias que nos tocan de cerca, que nos inducen a enfocarnos en su sistema de lo que tiene de oscuro y de claro, de verdades íntimas y singulares, de sueños que están siendo y se quedan con nuestro aliento para continuar estando y no marchando.
Preguntadle a un perro: ¿qué es la locura?
y ladrará tres veces.
(Leopoldo María Panero)