- Fumaroli no da tregua:
- Cierto pero estremecedor. Y más cuando nos enfrentamos a los perfomances de la cubana MENDIETA, cuyas premoniciones parecían augurar su fin, siendo aún muy joven, al precipitarse desde un piso treinta y cuatro en Nueva York.
- Es una biografía que enlaza en lo más íntimo y creativo con las prácticas y ritos religiosos afrocubanos (la cuestión del sacrificio, la sangre, el cordero jamás olvidados, la faceta de un cristianismo que toma raíces de un paganismo primitivo), la vida y la muerte, los restos humanos, la tierra como la madre primigenia y absoluta. Mas un encierro escatológico en las entrañas reviste limitaciones obvias si se formula en el medio artístico con tal acritud y destemplanza.
- Pensando en que sus procedimientos son una antítesis de lo sagrado conocido, el hecho plasmado en sí no gana su adecuación estética, únicamente altera, irrita, repugna, asombra, provoca y suma adhesiones. Tiene capacidad para estar pero no para poseer la dimensión del ser, y por debajo el tufillo teatral es claramente ostensible en su aspiración posmoderna brutal, reacia a salir de ese cuestionamiento de lo plástico por considerarlo engañoso y ruin.
- No obstante, no hay que escatimar la autenticidad de su esfuerzo, la trascendencia del exceso que devino una realidad consumada, ni el sentido de hallar y abolir los márgenes en busca de una renovación de sensibilidades.
- Con ella convertida en cuerpo y alma en su propia obra, avistamos la ultratumba de cerca aunque su inspiración sea estéril y el presagio pestilente.
- Tétrico, alegre de ver su majestuoso trazo
- descansado sin urdir.
- Línea oblicua, patas delanteras hacen
- tándem en forma de perspectiva,
- da profundidad la señora observando el buey.
- Con amarillo hay muchos trazos, la luz tu relieve,
- rojos combinados con fondo oscuro,
- moblaje, maderas fusionadas con el fondo
- dando expresionismo al buey, que es tu principio
- de un camino con impronta.
- (José Luis Álvarez Vélez).