26 de junio de 2013

CARLOS AMPUERO (1965) / DESCENDENCIAS


  •  El corazón es sabio cuando aglutina y no cuando separa. Debido a ello, el chileno AMPUERO, con una sobriedad magnífica, aquilata el valor de sus imágenes como derribos viscerales de una época cuyo corazón está carcomido.


  •  La configuración de su obra no necesita abolengos y sí reúne un montón de ideas que tienen un sentimiento plástico, en el que hay que dilucidar, entre las sucesivas escenas, aquellas más ricas en sugestiones de toda raigambre.


  •  Tanto la rigurosidad en los planteamientos como el carácter entre onírico y real de sus propuestas hacen a su obra acreedora de un estatus de integridad y multiplicidad logística. No cabe duda que una dirección estilística concreta rubrica su campo de acción y singulariza una plástica fácil de etiquetar si no se tienen en cuenta todas las especificidades que le son inherentes. 


  • Hay mañanas que no deberían amanecer nunca
  • para que la luz no despierte lo que estaba dormido,
  • lo que estaría mejor dormido
  • y aún en el sueño vela, acosa, hiere.

(Ángel González).

No hay comentarios:

Publicar un comentario