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15 de octubre de 2009

FREDERIC AMAT (1952)

Rastreamos y escudriñamos los sueños, palpamos a aquellos que nos han preguntado y desnudado y aún así no hallamos la respuesta.
¿Es por qué el artista español Amat nos deja siempre con la pregunta en la boca? ¿Por qué es un creador que nos invita a ir abriendo puertas y más puertas y a no quedarnos simplemente con la significación somera de una obra que continúa dilatándose hasta más allá de que él cese de latir?

  • Por el camino han quedado restos, pistas, estelas, metamorfosis, estigmas de una existencia plástica que no tiene episodios, ella es un solo capítulo que no se resiste a terminar ni creo que lo haga aunque tenga que proseguir sola.

  • Y la conclusión es que la pregunta sigue estando ahí, aunque se disfrace o carezca de espejo, y también que seguimos necesitándola porque va en paralelo a la búsqueda de nuestra propia respuesta. Bien es verdad que lo más sensato sería pensar que esta última también está contenida en la primera. Y si eso no es suficiente, cabe permitirnos ser insensatos.

  • Mi amigo Humberto me dice, una vez acodados en el muro del Malecón, que la génesis de su obra le está vedada, le es infranqueable, lo que le está desquiciando y vaciando. Yo le he contestado que no me extraña, está cabreada porque le has suprimido su cartilla de racionamiento y la tela, por lo tanto, se cuartea, se deshace. Tendrás que recurrir a la curia maleconense en solicitud de un subsidio, tanto si da es muy mísero. Y no utilices ni óleo ni acrílico sino estiércol de alacrán, ya aprovecharemos el veneno para darle más sabor al ron.




14 de octubre de 2009

FERNAND KHNOPFF (1858-1921)

Joséphin Peladan, autor del "Vicio supremo", consideró al belga Khnopff como el pintor simbolista con la capacidad de jugar con elementos perversos y ambiguos.
Si es así, no cabe duda que cuando se produjo mi extravío en una comarca nevada, sin surcos ni sendas que brindasen guía y un sostén, hasta llegar por una equivocación del destino a una ciudad deshabitada con una atmósfera vacía y renegada, no tuve ya fuerzas más que para entrar en un edificio solitario, de mugres olvidadas y de hedores irreconocibles, cuyos pasillos me condujeron a una mujer embrujada sentada en un aposento maldecido por el pensamiento de ultratumba.

  • Y es así porque el pintor rehuye referencias externas que no le interesan, ya que lo de afuera son realidades que degradan, pervierten con su insustancialidad, no hablan ni inspiran a un espíritu que necesita alimentarse de sí mismo para gozar de una inmortalidad aunque sólo sea por un segundo.

  • La simbolista fue una corriente antecesora y sucesora, que innovó y renovó, que orientó y señaló afluentes y posibilitó grandes creaciones, pero abdicó de las vivencias y hechos de su época, que se hizo autista, intimista y hasta onanista, y en ese marco tan teosófico cerró puertas y ventanas.

  • El Malecón nos ha quitado a mi amigo Humberto y a mí, y a todos los habitantes de su reino, los vales de comida porque sostiene que podemos pescar antes que pintar o bailar. Echamos las cañas desde nuestra esquina pero sólo pican espinas y además flacas. Menos mal que desesperados tiramos los pinceles y nos volvieron con medusas engachadas hartas de ron.




13 de octubre de 2009

AUGUSTUS VINCENT TACK (1870-1949)

  • No me desoriento al mirar los mapas cromáticos del artista norteamericano Tack, es el comienzo por verificar que lo que se plasma no es lo insólito del contexto en el que vivo sino el ámbito que me hace pensar en las paredes de mis esquinas, en los recodos que emiten tonos de idas y llegadas, en los trayectos y paseos al atardecer con una luz que provoca pálpitos de lo que sustancia el pensamiento que se escinde entre lo turbio y lo claro.
    Este pintor, otro fundador de códigos, acaricia texturas que tengan extensión en la mirada, que se desparramen invocando la esencia que concilia claridad, complementariedad y el postrer efecto de ver tanto los firmamentos como los reflejos que queda de ellos, sin que la duda nos transporte más allá de sus propias áreas tan bien predeterminadas.
    En estos altares es en donde se alumbran visiones que nacen para vivificarnos en ellas y captar lo que tienen de no sacralización de un éxtasis que ya no la necesita.

  • Mi amigo Humberto y yo cada día cargamos menos sacos cuando vamos al Malecón. Nuestras escasa pertenencias son almas tuertas, remordimientos devorados, frustaciones almorzadas a destiempo y rones acumulados con desidia. Y encima el Malecón nos condena a cavar túneles que nos contagian el desprecio de que nunca seremos capaces de fugarnos por ellos. Mojamos el descrédito aguardentoso en unas espumas que con su sal nos van incinerando poco a poco. Ya no nos vale ser animales piadosos.

9 de octubre de 2009

JOSÉ IBARROLA (1955)



Hay un hilo conductor en toda la obra del artista vasco José Ibarrola en su búsqueda del logro de lo imposible: hacer que la materia pintada se convirtiese en intangible. Tal es el propósito de conseguir que el color dimensione lo incorpóreo para que quede la pureza de un simbolismo que cultiva la síntesis entre mar y personajes, pues uno es el espejo de los otros.
Plástica muy meditada y meditabunda que halla su propia naturaleza en la construcción de las formas y la pigmentación fría de sus pieles y recubrimientos, que aborda nuestra mirada con la desnudez de sus espacios ubicados ante un horizonte que nunca se deja tocar.

El misterio también ahonda en la percepción de esas tonalidades planas que saben más de lo que muestran y que nos desafían a esperar como ellas esas sensaciones de tránsitos hacia lo que nos sostiene y conforma.

Un trabajo que ha contraído deudas, que ha sabido pagarlas y ahora extiende sus créditos en un plano poético que precisa la soledad final que abarca un universo que no dejará de extinguirse en tanto lo intangible sea la medida de lo tangible.

Me dice mi amigo Humberro que le agota oírme el siempre y el nunca. ¿Pues qué quieres? Siempre estamos esperando y nunca llegamos. ¿Y qué hacemos con la muerte, me responde? Dejarla que aguarde hasta que dejes de pintar farmacias y tejados.

8 de octubre de 2009

DAVID REED (1946)


  • Tripas, hebras, intestinos que serpentean e irradian, que están en continuo movimiento, que se agolpan, se confunden, mezclan y batallan bajo estardantes cromáticos que los diferencian en una lucha que también puede ser una polca, en la que se entrecruzan vertical u horizontalmente, haciéndose fluidos felinos que despiertan los centelleos de las miradas.

  • Son iconos luminosos que el artista norteamericano David Reed los inviste de signos de una sociedad que se vuelve interesada en continuar con esos arabescos hasta ver su desembocadura en términos conceptuales estigmatizando el ambiente urbano, o la actividad que se acompaña al tránsito visual por la ciudad escindida entre lo que es imaginario y lo que no lo es. Quizás habría que decir que es una propuesta que engulle la visión en un ornamento que quiere dejar únicamente de serlo.



  • He perdido el don de repetir consignas, de leer panegíricos, de entonar loores y loas, de cantar laudatorios. Mi única salida es declararme mudo ante el Malecón y dejar que el ron recite y cante alabanzas al bien amado. Mi amigo Humberto me anima y me secunda declarándose privado del habla, porque una mulata de andares bisiestos le comió la lengua, a la que pudo reemplazar por una tela pintada en óleo una vez bañada en aguardiente.


7 de octubre de 2009

CARMELO ORTIZ DE ELGEA (1944)

  • Cuando se transita con el ojo pendiente de como sería la simetría de un entorno si se desnudase en sus rasgos plásticos esenciales, queda la duda de que la concepción pictórica que guía esa construcción no manifieste más que un enmascaramiento que desvirtúa una realidad que estaba en la retina.
    • El vasco Ortiz de Elgea seguro que siempre tuvo estas dudas, son como espasmos que alientan y desalientan, pero sus referencias visuales no habían perdido su claridad y nitidez, motivo por el cual supo como plasmarlas y no extraviarlas en una nada investida de nada.

      • Y así bosquejó una obra en que trazos, marcos y atributos se explayan en una vivencia cromática que configura territorios en los que la mirada se pasea entre paisajes que saben al perfume de acogida de un sueño intuido a la vera de uno mismo.

      • Sin embargo, lo que también es significativo es que su trabajo lo reabsorbió hasta hacerlo un intérprete que secundaba la inmanencia y dejó que ella lo orientara y lo transportara en aras a culminar un hacer que tiene la trascendencia del saber pintar lo que ver.

      • Mi amigo Humberto y yo no paramos de hacernos preguntas en nuestra esquina del Malecón, casi siempre en voz baja porque las respuestas las exigen que sean en voz alta. Y las cuestiones son invariablemente las mismas y tantas como cada una de nuestras arrugas. Menos mal que el ron nos resguarda de sospechas.



6 de octubre de 2009

MIGUEL GALANO (1956)

Las atmósferas y brumas druídicas del norte diluyen las formas, las humedecen y enfrían hasta que se congelan para que podamos advertir en ellas la raíz de una introspección que se dirige desde la piel hacia los huesos.


Para tener esa certeza, El artista asturiano Miguel Galano no ha tenido que atarse a un mástil como Turner para experimentar los efectos de una tormenta, sino que se ha mantenido andando en caminos ciegos para que el relente y el vaho circunscribieran los contornos de un paisaje que se piensa a sí mismo como la ley plástica que rige la melancolía, la soledad, el trabajo y la tristeza de lo que contiene.



Y para tal catarsis él es el instrumento que dota de verdad a lo insondable, al misterio que hay en sí mismo para extraer esas entrañas y que únicamente desea sacar en esos planos de calimas bañados por el mar o por una superficie que transpira gotas de un llanto que en ese territorio no paran de extinguirse.

UMBRALES INCIERTOS