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24 de julio de 2009

JANNIS KOUNELLIS (1936)

Götz Pochat afirma que "el hombre tiene la capacidad, y la costumbre, de valorar también en un sentido estético, sin interés instrumental, los objetos de su entorno. Muestra una disposición a considerar el aspecto estético de las cosas".

El griego Kounellis, encuadrado en el llamado "arte povera", sigue este aserto fielmente, identificando, seleccionando y utilizando distintas piezas y materiales, casi siempre en desuso, en montajes que son la condición de un enfoque conceptual basado en una interrelación plástica entre propósitos, búsquedas y azares.

El espacio es un foro en el que nos introducimos con el fin de que el acontecimiento tenga lugar y nosotros, espectadores, participemos de su significación planteándole la nuestra.

La emoción y el intelecto son estimulados y provocados por unas experiencias y ensayos que nos circundan y engloban como elementos activos de ellos mismos, nos abren los ojos y por medio de su conformación excitan y suscitan cuestiones culturales y visuales a dirimir y sentimientos a experimentar.

La concepción y los efectos están dados, únicamente queda en suspenso el valor que en cada instante los que nos hemos involucrado le damos.

Humberto y yo, en nuestra esquina del malecón, hablamos de la dificultad de expresar sentimientos agobiados por vientos airados. Imágenes de vida y muerte se nos escapan, huyen, y las de fertilidad y susbsistencia se quedan yermas. No hay forma de interpretar el hambre y la sed que nos acosan. Y eso que sí que no se puede resolver.

23 de julio de 2009

ANDREW WYETH (1917-2009)

Enfrentarse al sentimiento de una naturaleza fría, adusta, a los habitantes huidizos que la pueblan, a la melancolía y aislamiento de esa unión, tan estrecha que no sabemos cuando empieza una y cuando acaban los otros.

El norteamericano Wyeth, con un bagaje pictórico a cuestas nacido de un sentido visionario del oficio, ha asumido y emprendido esa trayectoria y la ha encarado con una energía incansable porque la vivencia ya estaba coagulada, lista para configurarse en el ámbito de lo plástico.

Tonalidades sobrias y oscuras, espacios brumosos que se agrandan para dar dimensión a la crudeza de la soledad y retraimiento, cuerpos en movimiento o quietos pero abstraídos, desorientados ante lo que ven, esas superficies desnudas tanto en el exterior como en el interior.

El medido ajuste cromático nos introduce en una emoción silenciosa que no admite perturbaciones sino miradas densas, introspectivas, que trascienden lo puramente físico hasta inmaterializarlo en una contemplación que desde afuera se hace señal e incomunicación dentro.

El tiempo ha quedado en suspenso, se detiene con el fin de que lo que transcurra tenga la oportunidad de manifestarse en pensamientos que gravitan sobre sí mismos, cerrados en sus dudas, en sus indecisiones, deseando que la pintura sea su suceso, su acontecimiento.

Humberto y yo, al llegar a nuestra esquina del malecón, expresamos la convicción de que el azul de estas aguas está o se va quedando desnudo de tanto despojarle de su tinte. Lo vemos pálido, lánguido, sin energía, escondiendo su mudez, apagando su brillo. Habría que pintarlo de nuevo, nos dijimos, procurarle la vida que le falta, la libertad que necesita, el ron que reclama. Pero el mutismo que nos infecta no lo permitirá y entonces volveremos al negro aunque escupamos sobre él.

22 de julio de 2009

MICHELANGELO PISTOLETTO (1933)

Orientarnos a través de los contenidos programáticos impulsores del llamado "nuevo realismo" o "arte povera" nos puede ser útil si dejamos una puerta abierta a las consideraciones contradictorias que sus obras nos suscitan.

En el caso del artista italiano Pistoletto, el enriquecimiento visual ha de ir acompañado forzosamente del discurso conceptual que está implícito y explícito en su trabajo, tanto que no sería tal sin el mismo.

Y en él aborda nuestra propia confusión en una sociedad convulsa que ignora su capacidad de mirarse y reconocerse en los espejos, en los objetos, en un medio que está enturbiado debido a nuestra incapacidad de fijar nuestra atención en lo esencial.

El uso de desperdicios, despojos, espejos que se mezclan como restos de un desbarajuste ideológico, como saldos de un batiburrillo cultural y existencial, es lo que nos depara esa necesidad de cristal para ver en él una ficción de retrato o simplemente destruirlo porque ya no nos sirve.

Este enfoque visual se inscribe en la voluntad de hacer surgir la realidad total como un ente a desentrañar y sentir y no como una dimensión que nos facilite vías de escape, refugios donde cobijar mentiras y soledades.

Somos mediadores a los que ya nos les queda tiempo para interceder, le digo a Humberto. Y recogemos retazos que somos incapaces de reunir en un orden simétrico. Hasta Plotino le ha dicho al Malecón que nos repudie porque en el espíritu neoplatónico no cabe el ron, sólo el vino sagrado. Y como no tenemos nada que hacer, seguimos bebiendo y apurando la humedad de la piel que nunca será nuestra.

21 de julio de 2009

MAX BECKMANN (1884-1950)

Beckmann, el gran artista alemán, no se hizo preguntas cuando realizaba su obra, sólo se daba respuestas. Y así culminó una obra única en su tiempo porque fue la representación del drama de su época, con sus crímenes, tragedias, despojos, sufrimientos y soledades, además de la propia derivada sobre la naturaleza de la función del arte.

Este artista pone de manifiesto que hay contenidos en la fundamentación de lo estético que siempre deben estar presentes, que desde el pasado ya han señalado esa conciencia de una actividad que modela su historia en las formas e ideas que se obtienen de una humanidad en perpetuo conflicto, en contiendas que se dirimen bajo la apariencia falaz de lo humano.

Él no obvia una situación que le angustia, la expresa con la fuerza y el poder que le confieren la seguridad de unos recursos excepcionales, la fatalidad de vivir en tal entorno y la necesidad de plasmarlo en unas imágenes cuya composición, organizada en un continuo suceder sin tregua, dibuja un universo sombrío en el que el sentido último se nos revela desde la perspectiva de lo extraño y lo sobrecogedor.

Artistas como él y obras como las suyas son absolutamente necesarias porque no podemos prescindir de la verdad que nos hacen contemplar, ese espíritu que a través del arte nos acerca a una auténtica dimensión de la existencia.

El aluko canta al amanecer. El akede nos aborda y nos ordena el rezo al akokó. Detrás de él, el egungún nos amenzaba con llevarnos ante Esú por desairar a Ifá. Humberto y yo proseguimos el camino a través de las sombras, que hoy eran acogedoras y nos evitaban encuentros con sicarios de ogboni u oro. Bajo ellas ya no podíamos divisar el Malecón.




20 de julio de 2009

AMÉDÉE OZENFANT (1886-1966)

Cada obra nos escupe a la cara su propia interrogación, y lo hace en una sucesión interminable de incógnitas que dejan unos indicios que podemos seguir u omitir conforme a las exigencias de nuestro propio desconcierto.

Amédée Ozenfant, artista francés creador del "purismo" junto con Le Corbusier, buscó a partir del cubismo una ontología plástica que trascendiese la forma hasta recuperarla en toda su pureza.

Si Sartre afirmaba que "si todo trascender ha de poder trascenderse, en efecto, es menester que el ser que opera el trascender sea a priori el trascendido en tanto que es la fuente misma de los trascenderes", en el caso de este artista esta ambición se postulaba como una catarsis.

Su obra acomete firmamentos incógnitos en sus bodegones, los desnuda de lo accidental, desea que su verosimilitud descanse en las referencias tonales que marcan ideas de objetos y geometrías que están para servirlas y representarlas.

Y como todo movimiento artístico que se precie, su vertiente teórica incurre en lo doctrinario y como tal en exclusiones, en restricciones, en formulaciones que quieren ser singularmente únicas y ya definitivas y definitorias.

Pero encuentro que en su trabajo el esqueleto, el armazón ya estaba hecho, y la teorización de lo que plasmó a partir de él dejó hallazgos afortunados pero no ilimitados ni especialmente únicos.

Hoy es día de silencios en el Malecón. El Alafín de Oyó guarda el awo que contiene el asé. El Ayan golpea el atele para espantar a Braima y Gbonka. Humberto y yo oficiamos de eleriipines (abogados del destino).


17 de julio de 2009

VÍCTOR PASMORE (1908-1998)

Se olvida lo cotidiano, lo rutinario, aquello que la metamorfosis ha dejado en una singladura que no despierta emociones. Y nos movemos hacia estas obras del inglés Víctor Pasmore atraídos por el brote de una lírica que extiende su hermosa caligrafía ante nuestros ojos, desprendiendo un aroma de indescifrable fragancia.

Si fue Simónides el que dijo que la pintura era una poesía muda y la poesía una pintura que habla, ésta es una pintura de una poética delicada, armoniosa, que puebla el espacio con una ensenada de caracteres que se articulan con una dimensión biográfica, conforme a la cual nos muestran su capacidad y habilidad plásticas para desplazarse, atraerse y amarse.

Y son señales dirigidas a nuestras miradas de cara a alumbrar otra concepción visual y a saber captar y adentrarnos en la hondura de lo que pertenece a un espíritu que trasciende la infecunda simetría de lo opaco.

El Malecón amamanta hoy aguas turbias y broncas. Nuestra esquina está anegada y no permite el asomo. Esa imposibilidad de acercamiento nos hace a Humberto y a mí guarecernos en la siempre indeseada penumbra. Cuando al cabo de unas horas salgamos de ella va a ser difícil que nos reconozcamos, tal es la semilla que oculta entre sus pliegues.




16 de julio de 2009

JEAN FAUTRIER (1898-1964)

Se dice del artista francés Jean Fautrier que él había sido el informalismo. Sin embargo, no creo que sea necesario incurrir y extraviarse en estas aseveraciones, únicamente es fundamental la estimación de una obra que ha abierto a nuestros ojos otra manera de ver acariciando, palpando, siguiendo el curso de unas texturas y venas que configuran todo un infinito de sensaciones y emociones.

Ha inventado un lenguaje que es la expresión genuina de la materia en su núcleo más latente, como si fuese un espíritu que se manifestase envuelto en surcos, arrugas, tonalidades, claves y gradaciones que estaban ocultas y cuya existencia a partir de ahora ya no ofreciese ninguna duda.

El artista, su intérprete, urde y teje estas composiciones en un marco de huellas imposibles, las estampa a propósito para conferirles ese tratamiento de verosimilitud inalcanzable, para que su visualización quede permanentemente grabada en la memoria y nos deslumbre con unas vivencias plásticas que toman vida cuanto más se comparten.

Él ha demostrado que el arte es un eterno descubrimiento, un continuo silencio que habita espacios sonoros que entran en comunicación con otras realidades que se revelan en el mismo seno que las nuestras.

Hoy no hemos pintado porque no habíamos consultado el oráculo. Dicen que el hombre entra en relación con la deidad y en esa relación del hombre como criatura es confrontado con la deidad como creador y determinador del destino. Humberto y yo no tenemos deidad, y dudamos de un destino que camina arrastrado, sin rumbo, ebrio de augurios utópicos que nunca acaban bien. En el regreso, ya sin ron, nos acompaña la penumbra por una penitencia hecha en la sombra.




UMBRALES INCIERTOS