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22 de diciembre de 2008

CHAIM SOUTINE / HÁLITO DE MUERTE


La muerte ni siquiera se ha anunciado con el tiempo suficiente, llega y no saluda. Después nos deja contando los que estamos y quedamos.


Por eso, en esta ocasión me regocijo de ello con el artista ruso Chaim Soutine, porque para él, en contra de lo que decía Antero de Quental, todas las fantasías espléndidas de la noche valían más que los miles rayos de luz del día.


Y también cabe aquí lo que decía Aldous Huxley a propósito de Brueghel, "todo buen pintor inventa una nueva manera de pintar".


Soutine nos despertó del sopor, acabó con la rutina, porque el desagradar formaba parte de su destino y hasta Proust aseguraba que el placer que un artista proporciona es darnos a conocer otro universo más. El suyo se transparentaba en el nuestro.


Este gran pintor lo ha hecho desde la soledad y siempre presintiendo la muerte.


Mi amigo Humberto llegó al malecón y me recitó:


Como abrazao a un rencor

yo quiero morir conmigo

sin confesión y sin dios,

crucificao en mis penas,

como abrazao a un rencor.


16 de diciembre de 2008

KURT SCHWITTERS / UNA APUESTA


¿Puede un artista utilizar como medio de expresión lo que le venga en gana? Kurt Schwitters, artista alemán, lo tenía claro, nada podía impedirle que sus collages se construyesen con toda suerte de residuos. Dice Julián Gállego que la poesía vuelve con más afán cuando la echan a puntapiés.


Y consiguió una obra que a través de esos desechos nos habla de la vida, de que ella, a pesar de ser expulsada a la intemperie, se agarra y acopia esos objetos para componer plásticamente lo que pudo haber sido y lo que bellamente pudo haber representado.


Él ha sido el artífice en la formación intuitiva de esos signos, de esas señales que vamos despreciando y dejando. Él ha convertido en arte el desdén y la repulsa. Y también ha perpetuado las señales de una época desventurada e ingrata.


Mi minúscula perra lanuda, Goya, me pide insistentemente que le dé un paseo por el malecón, tiene concertados encuentros impostergables. Según va cayendo la noche en nuestro trayecto, mi amigo Humberto, Goya y yo, constituimos un trío que siente el pavor ante las fuerzas desatadas que pueblan la oscuridad. Goya, desesperada, no halla lo que buscaba, y nosotros, junto con ella, trasegamos las esencia del ron para que se nos olvide el mañana.

15 de diciembre de 2008

URBANO LUGRÍS / CARPE DIEM


La bohemia alcanzó un jubiloso significado cuando el artista gallego Urbano Lugrís hizo de ella un encuentro con los arraigos y las fibras más recónditas del alma gallega.


Pintura que nace del himno a ese mundo en el que se entrecruzan leyendas, mitos, fábulas y tradiciones, su obra le da el hálito que necesitaba merced a esa magia del color que sólo un pintor como él puede crear para que nuestra mirada llegue a donde él quiere que se pierda y errabunda penetre en otro ámbito.


Pintura de amplios espacios de tonos suaves, festivos y melancólicos, de mares que son desiertos de luz, de ritos que se celebran por medio de la poesía de un tiempo que el óleo pigmenta de realidad inalcanzable.


Galicia nunca debe olvidar a Lugrís pues de hacerlo arrasaría una parte de sí misma, quizás una de las más esenciales y vitales.


Mi amigo Humberto no se entiende con el pincel, ni con su mano, se pasa el tiempo mirándolos y tratando de dialogar con ellos, pero no hay manera, no se ponen de acuerdo si pintar en yeso un malecón ebrio y lúbrico o en acrílico un cadáver nostálgico de verdades sin mentiras.

13 de diciembre de 2008

LUIS FEGA NO INDIFERENCIA


Ante la superficie del lienzo, a la hora de emprender la aventura pictórica, no se puede ser indiferente, siempre tiene que haber una intuición en carne viva, que derrocha pulsaciones imprevistas en su forma pero previstas en su contingencia.


Luis Fega, artista asturiano, es de esa raza de pintores que explota el vigor que lleva dentro, que lo traza como ondas expansivas que son producto de un confinamiento interior que necesita luz, explosión total, nubes de color nuevo, virgen.


Ésas son las opciones de un pintor que no tiene sueños, que es un insomne permanente dentro de un cuadrilátero en que la tensión entre el vacío lleno en que quisiera darramarse y las riadas cromáticas conforman cielos flotantes en que el espectador se adivina en cada corriente que avanza o retrocede. No es una bóveda de sacrificios sino dionisiaca y en perpetua celebración.


Al oído, mi amigo Humberto me cuchichea que el malecón al igual que Sambi, el dios congo, elabora la sangre que da vida al hombre y luego le sopla por el oído la inteligencia. Y a nosotros, pobres yakaras, nos ha condenado a la mala sombra. ¿Quién pedirá por nuestras almas cuando no sepamos ver a través de ella?

12 de diciembre de 2008

ALBERT KUBIN / LA FRAGANCIA DE NUESTRO SER

Hilton Kramer admitía que hoy en día, sin una teoría que le acompañe, no puede ver un cuadro. Sin embargo, para contemplar estas dos obras del artista austriaco Albert Kubin no hace falta tesis alguna, ellas son su propia hipótesis y conjetura.


Lo que me fascina no es su heterodoxia respecto al espíritu de la época, su visión grotesca, su búsqueda de lo repulsivo, sino la precisión de una alucinación que conjura plasticidad y parodia con los efectos surgidos en las creencias y en las derrotas de una razón ultrajada.

Inquieta esta propuesta porque son cirios encendidos en unas tinieblas que ya están cansadas de guardar secretos inconfesables. Kubin, con su producción, ha ayudado a aligerar esta lista negra, pero aún queda una larga hilera de imágenes encubiertas ansiosas por salir a la luz.

Mi amigo Humberto está preocupado. Le han alistado en una brigada destinada a recolectar aceituna de mar. Él, en principio, trató de escabullirse alegando que desconocía tal fruto y que por lo tanto le sería muy difícil hacer ese trabajo. Todo fue inútil, tuvo que irse con el grupo. Yo me he quedado esperándolo pero han pasado tanto días y tantos rones que no sé si decirle al malecón que le escriba un buen epitafio para su resurrección.


10 de diciembre de 2008

ANDY WARHOL / NO ENCUENTRO


Cuenta Tom Wolfe que cuando en sus inicios Andy Warhol asistía a una cena de "alta sociedad" o del "gran mundo", se hacía tal lío con la interminable fila de cubertería plateada que se quedaba quieto, sentado, sin probar bocado. En una ocasión, una dama que tenía al lado le preguntó la razón de su falta de hambre, a lo cual él le contestó: Señora, yo sólo me alimento de caramelos. Después ya fue otra cosa, se convirtió en un auténtico experto.


Siempre consideré al pop art un movimiento de personajes, que buscaron lo fácil y lo encontraron, y al final nos dieron gato por liebre. Esa inmersión en la cultura popular y en los medios parece una operación de entronización de lo vulgar y en algunos casos de lo zafio. Pero lo quisieron hacer pasar por el arte de la segunda mitad del siglo XX, al que cogieron desprevenido después de tanto informalismo. Al final, y como era habitual, quedó atrás y todavía dejó huella, una huella demasiado pisada en la que ya no se distingue el origen de la planta o plantas que quisieron inmortalizarla.



Mi amigo Humberto va esparciendo por toda La Habana tarjetas de felicitación en las que están insertadas unas jaculatorias pintadas que protegen contra el mal de la vida. Así se apaciguan, según me dice, las sombras, nos permiten sobrevivir en paz y nos prestan la penumbra para que nunca olvidemos que somos víctimas de nuestra propia y particular tiniebla.

7 de diciembre de 2008

COSME PROENZA / RECREACIÓN


El artista cubano Cosme Proenza es un bicho raro en estos momentos del arte contemporáneo. Y es insólito lo que su pintura nos muestra pues nos está trasladando a otros órdenes, otras panorámicas que creíamos ya extinguidas.


De fastuoso virtuosismo, capta el mundo plástico que quiere recrear con un gran acierto y al mismo tiempo invoca una estética que siempre que estamos ante ella resurge porque nunca ha dejado de estar viva.


Es una llamada a la fantasía y a la historia del arte desde coordenadas que nuestra mirada tiene abiertas porque vuelcan nuestro sentido emocional en lo que forjamos día a día como bello, lo que tiene origen en la forma de ir contemplando y viviendo al mismo tiempo.


Y después está esa sabiduría escénica para que la obra tenga más impacto, y hasta un exotismo que la haga más seductora pues atesora la gracia incorpórea de la magia invicta.


Mi amigo Humberto quiere que lo múltiple coexista con su trabajo de deshollinador del tiempo de la pintura. Yo le digo que eso no es posible viviendo al lado de un malecón que lo ansía todo para sí. Y si nos acercásemos, le advierto, no cejará en ordenarnos que le construyamos un muladar a mayor gloria suya.

UMBRALES INCIERTOS