- Decía Gillo Dorfles que el hombre de la calle ha aprendido a adoptar con increíble facilidad y prontitud la presencia de nuevas imágenes y nuevas formas. Pero creo que no contaba con que el estadounidense COMPOLI se lo fuese a poner fácil, más bien todo lo contrario.
- Ante sus obras podemos obtener innumerables conclusiones, desde su condición atávica, arqueológica, primitiva, a su encarnadura subconsciente, orgánica, visceral, construida como una secreción del tiempo no transcurrido.
- Comporta un misterio que parece desvelarse, cuando lo cierto es que se mantiene en el seno sin querer exteriorizarse, hasta que su creador lo vislumbra dentro de la materia como una génesis monstruosa abortada.
(Roa Bastos)