- El griego, con residencia en Noruega, PANAGIOTOPOULOS, ante la imposibilidad de transmutarse él mismo en esas alucinaciones, las procesa sugeridas desde los remotos tiempos hasta no detenerse en el infinito.
- Al filo de esa dramaturgia y como un gran exhibicionista, sus obras apelan a nuestras sensaciones con el fin de liberarnos del control, de que la mirada antes de entender sienta que podríamos dar la mano a nuestro verdugo.
- ¿De dónde sale una dinámica plástica de este cariz? Pues de nuestro propio oprobio de no apreciar lo que en cada momento vemos, de nuestra ceguera en reconocer que ellos no son nosotros, son otros, pero con la ferocidad del refugiado de esquina.
Nuestra cultura occidental con toda su pompa avanza
despacio
sobre las llanuras yermas del mar.
(W. H. Auden)
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