13 de enero de 2019

JOANNE GREENBAUM (1966) / NO PUEDO ASOMARME


  •  Al ser un viajero del arte, el tanteo y la indagación son consustanciales a la labor de observación, en la que se va de menos a más, aunque a veces el más es el menos y el menos, más. 


  •  Las obras de la americana GREENBAUM subrayan ese proceso como si fuese la búsqueda de un tesoro o de un botín y, pese a la infortunada exploración, el hallazgo se consuma porque está planteado entre una profusión de líneas y colores que dan como solución su propia formulación plástica.   


  •  Y así acaban siendo lo mismo vistas aéreas, jeroglíficos, pasadizos, construcciones, arquitecturas, planos, en los que, no obstante, el enigma sigue estando oculto y camuflado, al entender que el resultado logrado es el principio soberano.   




 

Sólo sabemos lo que supura el ojo, 
y líquido por líquido, ojo por ojo,
es la tragedia la que decora el cuadro:
caminata torcida para subir un cerro
con fósiles marinos creciendo en sus cornisas.

(Carlos J. Aldazábal) 

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