- En ocasiones el lienzo, al principio, desnudo y virgen, conlleva más que un silencio pero no una meditación, después miles de interrogaciones y el pensar que si hay contradicciones, éstas sólo confieren libertad a la obra de arte. El color, la mezcla, la pigmentación sutil o vomitada con toda la fuerza del gesto y del hecho emocional empieza y no quiere terminar.
- Incluso, al final, las certidumbres en lo expresado llegan a su culminación cuando el significante son esos trazos llenos de vida, colmados de vivencias, coraje y experiencia, como aquélla de la que hablaba Karen Apel respecto a la ejecución pictórica, cuando la consideraba tangible y sensual, un estado intenso de emoción engendrado por la alegría y la tragedia humanas.
La tragedia única es haber nacido. Pues nacer es pretender hacer real el sueño.
(María Zambrano)
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