- La hermana menor de ARCO, ART MADRID, tiene la habilidad de no marcar estrategias imposibles en cada edición, sabe lo que quiere y necesita y no se anda por las ramas. Ya no hay una mayoría artística española tan aplastante y además abre espacios a alguna que otra sorpresa.
- Están, como es de suponer todos los clásicos, como Barceló, Feito, Gordillo, Guinovart, Saura, Tápies, Le Parc y una considerable retahíla (me es imposible citarlos a todos), algunos que no lo son tanto, como Salcedo, Fernando Suárez, Fontela, Mascaró y así unos cuantos más (que me perdonen si no los menciono).
- Revelaciones como tal, quizá Tamargo, Merlín, Zurita, Bruce y alguno más (creo que me he quedado corto). Y lo sobresaliente ha sido la presencia de dos grandes artistas cubanos, Roberto Fabelo y Gustavo Días Sosa, tan distintos y al mismo tiempo tan portentosos, lo mismo que la alucinante comparecencia de españoles como Macarrón, Cabellut, Talavera, Gómez-Chao, Lambertos, alcanzando así un número bastante importante (confío en que se den por aludidos).
- Decía un gran ensayista, que para amar el arte actualmente hay que vivir de él y en él, tomar los hábitos, pues el arte se ha convertido en una iglesia cerrada. Hay que haber entrado en el arte para percibir lo que éste es y comprender sus reglas. Quizás sea cierto, no obstante, es hora ya de tenerla abierta y convertirla en un mar sosegado en el que pueda nadar todo el mundo, aunque sólo sea para saber la manera de conseguir que la mirada llegue al reposo después de tanto hastío.
La tierra es cruda como muerte. Y muertos
ha de llevar en su seno caliente.
¡Furiosa tierra cálida!
¡Oh madre de la muerte!
(Carlos Bousoño)
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