18 de junio de 2012

JOSÉ BELMONTE (1960) / VIVEN DEL OTRO LADO

  •     Se ha dicho que una obra de arte es el resultado de una manifestación personalizada de un pensamiento, realizada en términos insoslayables de lenguaje visual. Una dimensión del pensamiento que se manifiesta y existe sólo a través de una determinada configuración del constructo lingüístico visual.  
  •  Es cierto que la imagen, como resultante de un complejo acto cognitivo, perceptivo y emocional, se abre a la vez que se cierra a múltiples significados, en tanto que resultado y proceso a un mismo tiempo, en tanto que comienzo, entramado y sedimento.  
  •  En la obra de BELMONTE el sentido se halla surgido de representación, de presencias rotundas, interrogantes, fantasmagóricas, pero que son trasuntos de un signo (Javier Recas) que, por el contrario, es el lugar de la no-presencia. La ausencia es la clave de la pesadilla, el término inverso donde debemos contemplar la auténtica transformación del sueño.   
  •  Cifrar por medio de la plástica, transcribir nuestras propias certezas e inseguridades desde otros segmentos de la realidad, medir su penetración hasta que sean parte de comprensión del mundo y de la vida, ese es el objetivo del artista, cuyo tratamiento de estos personajes es el exigido por la confabulación de forma y temática. 
  • El suicidio, tanto si es noble como vil, es un acto perpetrado por el pensamiento sobre mí mismo, y no existe suicidio que no esté acompañado por un exceso de pensamiento (reflexión de un personaje de Yukio Mishima).

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