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8 de enero de 2010

MANUEL L.VILLASEÑOR (1924-1996) / LO PATÉTICO

  • El recuerdo de la atmósfera fría, turbia, gris y cruel de la España de la posguerra, con todo cerrado y confinado, tal como estos escenarios que el artista español Villaseñor ha enjaulado en estos cuadros.
    • El patetismo emponzoña esos cuerpos desnudos o capaces de sostenerse en el aire gracias a su momificación (flota para no contaminarse de esa suciedad que impide la purificación), esos recintos húmedos, sombríos, carcomidos por el abandono y el paso del tiempo. Cárceles, habitaciones, pasillos degradados por un cromatismo ajustado en su manifestación más envilecida y al mismo tiempo tan diáfana como perturbadora.


      • Es una dimensión estética que nunca nos ha de faltar porque coloca ante la mirada, esté condicionada o no, parte de una historia y de un destino que son nuestros, que no podemos ignorar y que desvisten lo que siempre procuramos cubrir sin poder conseguirlo.

      • Por consiguiente, la fuerza conmovedora de esas imágenes, la interacción con nuestra retina y nuestra mente -Goethe decía "toca con ojos videntes, mira con la táctil mano"- obliga a asumirlas, a trasvasarlas a nuestra carne como si fuesen momentos de luz inasequibles.

      • El Malecón ha iniciado el año con perversos impulsos pues ha ordenado, en imitación al bucanero Henry Morgan, colgar a sus disidentes de los pulgares, prenderles fósforos entre los dedos y quemarles los rostros con hojas untadas en aceite. Mi amigo Humberto y yo, borrachos de ron, escapamos a gatas.



2 comentarios:

  1. Realmente son obras desgarradoras, y se presiente soledad y aislamiento.
    La primera obra es un tanto inquietante. Una momia levitando por los pasillos sombríos. A lo largo del pasillo hay una tristeza aterradora que congela la respiración y el alma. El reloj quedó paralizado, pues el lugar está muerto y no se precisan de los minutos ni de las horas. La eternidad de la soledad y el abandono ausente está flotando en el ambiente.

    La segunda obra se ve una habitación que carece de ventana para oxigenar el lugar, una habitación humilde, la pobreza hace acto de presencia en las paredes, en el suelo, en los cuadros. Ese retrato que observa todos los actos del matrimonio. Esa virgen en la cabecera de la cama mirando cuando hacen el amor, no sé ni cómo les quedaban ganas de acariciarse. A pesar de los pesares, el autor ha plasmado ternura con los colores tan frios que ha pintado el lugar.

    Se percibe amor a pesar de esos cuerpos arrugados pero que aun necesitan ser acariciados, estimulados, tener contacto y poseerse. Podría ser una habitación de cualquiera de nuestros abuelos, tal vez también de los padres. A pesar de ser una habitación lóbrega, se respira libertad. Ellos pueden salir de la habitación y tomar el sol, pues al abuelo se le ve la marca del culete más blanca, eso es una prueba de que no está encerrado entre esas cuatro paredes.

    El último cuadro es espantoso. Es más lúgubre que el anterior a pesar de tener más luz. El espectáculo que se ve es dantesco, espeluznante como están de famélicos los hombres. Supongo el autor ha querido dibujar, pintar las cárceles, una cárcel de la edad media, como una especie de mazmorra. Desnutridos y muertos de frío. Tan solo se ve una goma de agua para llevar los excrementos de un lugar a otro, y para que se puedan asear con agua fría. Las dictaduras son así, no hay derechos humanos para nadie, y menos para los encarcelados por no ser simpatizantes del régimen.
    Saludos

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  2. Yo he tenido la suerte de ver estos cuadros y son una autentica maravilla.

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UMBRALES INCIERTOS