Ladislao Kelity, artista argentino, nos propone en esta obra el invertir los términos de lo convencional visual. Nos presenta un acuario que en lugar de una exhibición luminosa y resplandeciente de seres vivos, se convierte en el decorado oscuro, sombrío, de una cruel voracidad, expresada en ritmos y movimientos desbocados pero acompasados y al servicio de un submundo que discurre entre nuestras rutinas sin ser capaces de verlo.
Este acuario no es más que un verdadero infierno, el auténtico, en contraste con el "otro", el visible, el que nos seduce por ser un "idílico" retrato de un pedazo del fondo del mar con sus diminutos peces de colores.
La rotundidad, precisión y perfección de este dibujo, concebido como una fuente de significantes en que lo plástico contiene la fuerza que necesita para desvelar y descubrir, se ven acrecentadas por ese tratamiento radiográfico intencionado que hace más estremecedora la contemplación de la imagen. Procedimiento que tiene su equivalencia conceptual y teleológica en las huellas pintadas por nuestros antepasados en cuevas y grutas. Hoy, en pleno siglo XXI es la radiografía la que sustituye tecnológicamente las antiguas prácticas y es, por tanto, uno de los medios adecuados para construir con ellos vestigios del presente.
Hoy hace frío en el malecón. Nubes muy cargadas amenazan con suspender el estupor de mi amigo Humberto y el mío. Nos levantamos y tomamos una senda oscura, como son todas las nuestras, que nos obliga a ver reversos que quedan grabados en lo blanco del lienzo como nadas bañadas en su desdichada ausencia.
gracias Goyo por tu comentario
ResponderEliminarel sordo kelity