- Los abstractos del burgalés ALVARADO se configuran como un expresionismo muy inclinado a delatar su ideario interior, pues está inflamado de tal ansia que sus capas, pigmentaciones y texturas acaparan todo el espacio y lo cifran.
- Lo sensorial y lo sensitivo se desprenden, se derraman como si fuesen productos de una dramaturgia en la que todo un cúmulo de acontecimientos estuviese sucediendo. Sus formulaciones cromáticas acaban siendo un deseo para la mirada, un canto visual impregnado de magnetismo.
- Con confabulaciones pictóricas como éstas, la abstracción sigue ejerciendo una función liberadora y plástica, imprevisible, asombrosa, cargada de una significación que subyace sobre su base epidérmica haciendo posible un sentir y un meditación estética insoslayables.
A consejo de ruin, campana de madera.
- Los colores, trazo tras trazo y capa tras capa, unos encima de otros, mezclados, empastados, saturados, pegados, entrelazados, buscan quedarse en máscara y al mismo tiempo constituirse en retratos de sí mismos.
- El británico MICALLEF les ha dejado hacer porque no le interesa ver y verificar lo que suponía que empezaban a ser unos rasgos familiares, reconocidos, amados u odiados. Al final no queda ni una visualización del soporte y sí del aura.
- La mirada del observador se asusta y renuncia a inmortalizar su imagen, se percibiría demasiado su ser y su angustia, sus sinrazones y miserias, sus incertidumbres y sus pesares. Y además los pigmentos le chorrean desde la cabeza y van directos al corazón.
Dime tú, ¿morir
será hacer la noche mía?
Entonces morir. Muriendo,
noche, te siento.
(Vicente Aleixandre)
- La percepción de lo simbólico o metafórico depende antes que nada de nuestro concepto frente a la realidad y la obra de arte. En el caso de la mallorquina MONTANER hay en sus obras un impulso irracional que nunca será suplantado por un impulso imitativo racional.
- Pero es que alcanzó ese momento en que sus cualidades plásticas, sus calidades pictóricas, sus capas pigmentadas, rayaban la corporeidad de unos espíritus que envolvían la atmósfera, le daban la luz fantasmagórica en que su visibilidad ocupaba todo un espacio ficticio evocador de historias de ultratumba.
- Una pintura cuyas formas, cohesiones y cromatismos -muy depurados- generan una escritura fantástica, con una densidad orográfica que encarna esa espiritualidad pagana, fértil, imaginativa y devota de los iconos del tiempo.
Después... Quedó el silencio, el eco
del silencio. Sagrada soledad del aire habido.
(Vicente Aleixandre)
- Son apariciones que residen dentro de la piedra más devota y expresiva, no quieren desgajar sus imágenes de ella porque esa separación dejaría de ser una presencia visual impenetrable. El chino SHUISHI lo ha entendido así y así lo proyecta.
- Todas las vivencias creativas y sus dudas están plasmadas en esas superficies que se ven vestidas conforme a unas vetas cromáticas que desgranan unas formas de vida concentradas en un misterio muy antiguo.
- Y el artista confía en su capacidad de brindar ese foco que haga visible lo que hasta para él, al principio, era invisible. El esfuerzo plástico empeñado ha producido unas transfiguraciones que son raíz, enigma y piedra milenaria.
Todo así:
más quieto.
Todo así: infinitamente
sereno.
(Vicente Aleixandre)
- Una de las grandes incógnitas de la pintura contemporánea es el debate de las posibilidades de la integración de lo informe y lo arbitrario con lo referencial y representativo. El norteamericano SMILDE quiere, a través de su obra, dar una muestra de ello.
- Y lo hace acentuando el gesto de la afirmación, el trazo de la certidumbre y la expresión en su más elevado confín. La percepción alcanza esa frontera entre el color desaforado y la línea impulsada por él.
- Pero todo ello cuaja en una plástica exaltada por la fogosa realidad que alcanza, por un sueño que desborda la dimensión concreta para transformarse en una visión que agota hasta la última partícula del espacio y así le proporciona una emoción y decantación a la mirada.
Comemos sombra, y devoramos el sueño o su sombra, y
callamos.
(Vicente Aleixandre)
- La pintura, para el escocés BELLANY, tuvo muchos registros, múltiples ejes direccionales, fértiles ciclos de representaciones, si bien el espíritu plástico fue uno solo ajustado a los límites temáticos que melancólicamente formulaba.
- Quizás lamentase su fácil inclinación a asomarse a abismos que o deformaban o gritaban desde la bidimensionalidad del plano, pero era una decantación que formaba parte de su historia y de su conocimiento de cómo su reverso nucleaba un imaginario de significaciones más expresivo.
- Los rasgos variaban en función de los vericuetos creativos, en los que desde una figuración acabada o a trazos, deslindaba unas realidades tan delirantes como auténticas, tan despiadadas como desconsoladoras.
Hay momentos de soledad
en que el corazón reconoce, atónito, que no ama.
(Vicente Aleixandre)
- Las pigmentaciones aguantan a duras penas a unas formas tan escabrosas, tan configuradas como representaciones primitivas, aborígenes, incestuosas y violentas. Sin embargo, al final hay un acoplamiento que conserva el alma elemental de unos seres que son signos de un tiempo y un espacio determinados.
- Tales obras cobran categoría visual porque nos sorprende su relato pictórico, su encuentro entre atmósferas que exaltan una luz matizada, una coloración melancólica y no por eso agotada. Realidad y vida antiguas retornadas con un planteamiento formal y plástico que las hace aparecer con otra idiosincrasia.
- Es evidente que sus hallazgos entran en la esfera de lo fantástico al mismo tiempo que lo terrible. De aquel reconocimiento de que toda composición expresiva incorpora algo único e incomparable.
Conocer, penetrar, indagar: una pasión que dura lo que la vida.
(Vicente Aleixandre)