- Decía K. Malevitch que le parecía que lo intuitivo debía descubrirse allí donde las formas están inconscientes y sin respuesta. La iraní ASSEFJAH las ha buscado con denuedo, el gesto, la intensidad y la desesperación.
- Las ha encontrado y entonces se produce una lucha enconada entre la realidad de las formas -ovillos incontrolables y seductores- y la emoción inseparable del color. De ese combate es fruto una poética impecable y muy expresiva.
- Pero además, en ese estudio plástico, no borra completamente los signos del paisaje y de las flores, no llega a absorberlos sino que los interrelaciona y los obliga a crear síntesis en perspectiva, en planos visuales que festejan el engaño luminoso.
No he encontrado razón ni lógica más que para un escepticismo que ni siquiera buscaba una lógica con la que defenderse.
(Fernando Pessoa)
- En el momento en que nos encontramos con obras como las de la americana BERRY podríamos estar de acuerdo, ante la influencia de nuestra mirada, que igual que a Breton, nos embarga su declaración respecto a la superioridad de la visión entre todas las modalidades sensoriales.
- O con K. Malevitch en su rotundidad al afirmar que la pintura son los colores porque son inherentes a nuestro organismo. En este caso diría que ya gozan de un exceso jubiloso sin que ello sea óbice para apreciar su plasticidad.
- Hay indudablemente en tales realizaciones una creación y concepción que como espectadores son susceptibles de fascinarnos, de abarcarnos e introducirnos en ese espacio coloreado, en sus maniobras y giros, en el relato mítico que construye.
- Y finalmente Malevitch nos perdonará si recurrimos a una de sus frases para tatuar a esta artista y el fruto de su quehacer, como lo de que los colores son aquellos de los que vive el pintor: son, pues, lo esencial.
Bendito sea aquel elemento irónico del destino que otorga a los pobres de vida el sueño como pensamiento, así como otorga a los pobres de sueño o bien la vida como pensamiento o bien el pensamiento como vida.
(Fernando Pessoa)
- Decía Richard Hofstadter que el arte, a medida que constituye una afirmación más despiadada del yo y muestra de un modo más franco el abismo humano, quizá tiene menos que contarnos acerca de las condiciones de una sociedad responsable.
- No es cuestión de estar o no de acuerdo con esta apreciación, sino de introducirla como indicación de la obra del iraní AFSHAR, que plasma lo que ha sido biografía de origen, de su sociedad y del retrato de una humanidad y su demonología.
- Con un dibujo implacable, sus ideas constructivas de la representación nos ofrecen un retrato de lo más sobrecogedor o patético. Vio la crueldad y la perversión en rostros, en árboles metafóricos que señalaban la mirada de las víctimas, quedando así configurados, tal como un escarnio de la memoria.
Todos, como yo, tienen el futuro en el pasado.
(Fernando Pessoa)
- La mexicana FREYMANN sabe muy bien cómo crear una plástica en la que ilusión sea total. El sueño de otro cosmos es absolutamente visual y conformado con un estilo que ha adquirido la condición más apreciada, la de la significación más pictórica.
- La cartografía cromática es plana, diluida pero muy clara e incisiva, con un gran sentido de la perspectiva y dando luz a una ficción que no transcurre al lado nuestro, sino en una latitud diferente imposible de localizar.
- La impronta de sus obras es una biografía onírica a la que se le ha dado la oportunidad de constituir su lado poético, su amalgama de sentimientos y su conciencia innovadora. Es, por tanto, una certeza para la mirada.
Las cosas son la materia de mis sueños y es por esto que aplico una atención distraídamente superatenta a ciertos detalles del Exterior.
(Fernando Pessoa)
- El gran Miguel Ángel, en su época, repetía una y otra vez que solamente encontraba belleza y fuerza estructural en el cuerpo masculino. Y seguramente que el hondureño LARA le dirá que también en el femenino.
- Francis Bacon también coincidía con el genio al declarar que Miguel Ángel había creado los desnudos masculinos más sensuales de las artes plásticas. Y Armando también incluye seguramente a los femeninos.
- Y ya para dar fin a estos comentarios nos queda subrayar lo que afirmó Rosalind E. Kraus respecto a que no tiene por qué haber conexión entre buen arte y cambio a pesar de lo condicionados que estamos a pensar que es así.
Todavía no he dejado de sufrir con mi soledad.
(Fernando Pessoa)
- Hay artista como el ruso CHEMIAKIN que hasta que no obtienen su marca de identidad y estilo no ceden ni salen de casa. Y tampoco van ceder de cara al futuro. En su trabajo no hay revestimiento de formas sino un cromatismo estructural de la representación, que le da ritmo y vida.
- El relato y la fantasía consecuente en sus obras pertenecen a otra tipo de biología que él ha hallado en su imaginario y los surcos del sueño, como si sus seres le estuvieran contando historias que encajaran entre la plástica y el significado ambulante.
- No hay idealismos, por tanto, que encubran esta creatividad agarrada a la ontología de lo lúdico, a la ilusión que se vislumbra y se manifiesta con el enigma a cuestas de su origen y génesis.
...Y yo, que odio la vida con despecho, temo a la muerte con fascinación.
(Fernando Pessoa)
- Aunque el género pictórico tenga que resignificarse constantemente en confrontación o asimilación de los elementos de otras disciplinas, no pierde su carácter mismo, al contrario, le imprime una evolución que analiza no sólo su estructura de ajuste al presente, sino también la sintonía con la cultura de hoy.
- Para el alemán EITEL pintura, reflexión, sentimiento y vida actual es lo mismo. Todo su obra está medida en consonancia con su forma de ser y existir en la circunstancia que le afecta, informa y le da dimensión de su subjetividad.
- Casi podría decirse que todo su trabajo es un tratamiento plástico de la soledad, de lo errabundo, del sueño aislador, de la crónica de un tiempo breve en camino hacia el fin. Las configuraciones figurativas y cromáticas no engañan, son simplemente ilusiones vencidas que no querrían aparecer.
Vivimos por la muerte, puesto que solo somos hoy porque hemos muerto para ayer.
(Fernando Pessoa)