- José Luis ALEXANCO, uno de nuestros más sobresalientes históricos de la pintura del siglo XX española, expone en la galería BAT-Alberto Cornejo de Madrid, manteniendo sus presupuestos teóricos y plásticos desde unas coordenadas visuales que enlazan pasado y presente.
- Los signos, las líneas, los arabescos, los emborronados y los falsos compartimentos constituyen junto con los diversos efectos del color superpuestos en sucesivas capas y texturas dentro de la superficie pictórica plana el contexto para dejar fluir los presentimientos de acontecimientos únicos y singulares.
- La mirada se sujeta a una dinámica de observación paralela a la dinámica interna del lienzo, pues no es una pintura de reflexión sino de sensación, en la que el lenguaje cromático, abierto a multitud de variantes, de estructuraciones y de encuentros, se descompone en formas y urdimbres que tienen una infinidad de matices y azares, cuyo fin es crear toda una vida interior.
- Decía Kandinsky que esas formas abstractas (líneas, superficies, manchas, etc.) no tienen importancia como tales, sino fuese únicamente por su resonancia interior. En la obra de este artista está toda ella en plena germinación, fraguando el destello del sentir con la visión horada por la luz que se hace vivencia del color.
- Ese crujido, naciendo en otra puerta,
- se deshace en las preguntas de una muerte.
- Ruido de otro total se perdería,
- si no fuese universal la carne de la tela.
(José Lezama Lima).
- Rostros, gargantas, cuerpos sin luz, ésta se ha apagado porque el cierzo de la muerte no es resplandeciente. Un ritual de secretas soledades, de carnes descubiertas ante un metafórico cristal y de unas sombras que quisieran ser huidizas. De la muerte revierten los diamantes de la postrer mirada que se lleva el gran río (Lezama).
- No hay otra opción para esta pintura que esta tenebrosidad que la convierte en un espejo del que no queremos el cristal, porque rapta el tiempo, la finitud, la degradación, la violencia y la extinción, y después se aposenta en el que llevamos como mirada.
- Una creación, que en un joven artista bilbaíno como URRUTIA, sorprende por la fuerza y magnitud de sus imágenes, por encontrar la configuración adecuada, más rigurosa, más insertada en lo visivo existencial, en lo que es ahora y será siempre, en la fragilidad y vulnerabilidad construidas con una visceralidad y al mismo tiempo una sobriedad maestras. Ese tocado es la luna de nuestra lobreguez.
- El jabalí extiende el grito
- de su boca torcida.
- He entreoído el envío de su muerte,
- pero envía las doce flechas de sus horas
- sobre la piel que no se escoge
- y unos dientes que mastican la raíz
- del río y de la torre.
(José Lezama Lima).
- Un antivanguardista declarado se manifestaba ANTONIO BUENO, nacido en Berlín y fallecido en Florecia. Si bien, pensándolo desde otra perspectiva, lo era de otra forma y con otra delineación de la intuición y del pensamiento.
- Sus madonas, permítaseme esta licencia, son un aglutinante clásico y contemporáneo, una deriva que ha arribado a esta síntesis o sinopsis, representación de un juego con la historia del arte y con el ensachamiento de sus fronteras, engalanándolas con auras de oro y fuego.
- Quizás ya me haya encontrado con esta obra antes y al verla de nuevo, vuelvo a sentirla y admirarla con la misma perplejidad con la que la contemplé la primera vez. Porque no hay ninguna transmutación que no sea la del original, que no reivindique la pulcritud clásica y el apunte moderno, la mundanidad con la mirada recíproca en silencio. Al final es un misterio sin desvelar que debe seguir así, tan desnudo.
- Redondez pasajera
- prisionera en sus viajes
- de inútiles mandatos,
- alabanza a la fábula
- del riesgo marginal.
- Y las fresas reforman
- los olvidos más puros.
- Pureza del dormido.
- Pureza del sonido.
- Más allá de la aurora
- dormidas hojas oyen.
(José Lezama Lima).
- Estos cajones y sus contenidos son los símbolos de todo lo que una vida anda buscando, preguntando, experimentando o ya ha perdido. O simplemente objetos, signos, grafías con los que enlazar metonimias que estaban a la espera.
- De cara a las intenciones del autor, el italiano BARUCHELLO, son pizarras que además de estar ideadas como un marco plástico determinado y táctil, desarrollan vivencias formuladas con la más amplia concepción de un lenguaje de lectura dispersa, minimizada para que el espacio aglutine más mensajes.
- Son puzzles que no necesitan encajar las piezas, son así a propósito para la que la mirada gesticule entre unas y otras y no adivine sin más lo lúdico o incluso trágico en cada una de ellas, en esos rompecabezas que son una verdad que fabrica ficciones. Sin duda alguna, el delirio también hace descansos reposando en la minuciosidad de lo que escoge y según el contexto en que lo utiliza.
- Pulseras, jacintos de torso acribillado,
- de torsos embistiendo las estatuas
- y de toros nadando por las fuentes
- y por el halago del aire.
- ¡Pero mira qué aire!
(José Lezama Lima).
- Viendo estas obras del polaco KOWALSKI nos reafirmamos en la falsa muerte de la pintura. Es más, al reivindicarla tan joven como su autor, podemos acudir al argumento de su opositor, R.Morris, que señalaba que, en estos momentos, el acto artístico tienen como función desorientar y descubrir nuevos modos de percepción.
- Y en este caso, este sentido plástico nos introduce en una nueva formulación de unas cosmovisiones tradicionales del mundo expresionista y surrealista como ficciones que tienen un ilusionismo paródico, una concepción basada en una humanidad que está siempre en sus antípodas, que no sabe sostenerse en pie, que se refugia en los cementerios para beber después del carnaval.
- Es una figuración que se ríe seriamente de sí misma y de la sociedad ebria que ha fraguado, aunque sin perder el átomo de lucidez suficiente para que su retrato sea sarcasmo, esperpento y arte.
- Los cinco dedos,
- por la sombra impulsados,
- en la pared se agrandan,
- pulpo de la noche cegada.
(José Lezama Lima).
- En la piedra caben los orígenes, la evolución, la mitología del hombre y siempre la desnudez. Cabe la pasión por su propia forma o la que le da una geometría que la idolatra. Caben divinidades, fetiches, estatuas, tótems y efigies. Caben construcciones en miles de configuraciones. Cabe la eternidad y punto.
- La materia, para un artista austriaco como WOTRUBA, es eso, es trabajar con esa densidad que deviene, que tiene antigüedad milenaria y por eso ha asumido y aglutinado todo lo que el ser ha querido que sea. Para saber mostrarlo están los que saben que contiene, pues bajo esa sustancia mineral hay muchos disfraces.
- Lo mismo sirve para construir que para esculpir, lo importante es que lo que se moldea y se concibe, cristalice en una representación que para nuestra mirada sea un destino, un adentramiento en una cosmogonía o en las proyecciones compactas y calculadas de una inseminación espacial.
- Escultura de la hoja busco
- la palabra en el aire quieta
- hasta ahuecar el blancuzco
- perfil de la sal canora.
(José Lezama Lima).
- Me vienen a la mente las palabras de John Berger respecto a que todo arte verdadero aborda algo que es elocuente, pero no acabamos de entender. Elocuente porque toca algo fundamental. ¿Cómo lo sabemos? No lo sabemos . Sencillamente lo reconocemos.
- Y Marangoni agrega que el arte, como todas las demás verdades, dígase hoy lo que se quiera, no se revela al primer recién venido, sino solamente a quien ha conseguido hacerse digno de él.
- En el caso de la obra del kuwaití SAMI el grito de la verdad está más que pronunciado, es un latido sonoro, estrepitoso, que se estrella cuando sale de su encierro. O es un rostro abominable, torturado, al que se le ha quedado el aullido dando vueltas por dentro.
- ¿Dónde situar estas realidades escultóricas? Pues donde deberían estar siempre que vayamos de un punto de lo contemporáneo al otro, de un contexto global a otro, de una significación cercana a otra más lejana. Son eficaces porque denotan y describen, y su dicción no tiene pérdidas a cuenta de resultados. Y tienen coherencia porque saben coexistir con otras visiones y otras plásticas.
- Qué lenta viene la noche por detrás de las espadas.
(José Lezama Lima).