- He de hacer una declaración ponderamente significativa: mi inclinación por todos los artistas que han formado parte del grupo COBRA. Estamos hablando de creadores con instinto, con fuego en sus recursos pictóricos, con andiamajes infantiles, primitivos y percepciones lúdicas o angustiosas u oníricas ,y al mismo tiempo vibrantes, demoledoras.
- Es más, su coherencia estilística, su sentido cromático, su cierre de vacíos, su figuración grotesca trasciende y transfigura hasta volverlo todo una incandescencia vertiginosa, identificable y reconocible. Es la eterna rebeldía de una pintura que sobre la razón hace sentir el eco de la alucinación y el éxtasis enajenado.
- La obra del danés del danés PEDERSEN es un puro carnaval que transmite la autenticidad creativa que pasa de la evaporación al metal, de lo fluido a lo denso, del misticismo a lo dionisíaco. Y la marca de sus tinturas descubre y celebra el prodigio, lo hace indeleble, misterioso, emocional y definitivo.
- Una flecha atraviesa el oscuro de la boca,
- otra pega los labios como el alquitrán.
- Le dan una nalgada
- y se precipita gruñendo en la cueva.
- Ahora es un antruejo bailando
- ante la luna que le corta el cuello.
(José Lezama Lima).
- ¿Por qué estas contiendas colonizando el espacio introducen nuestra mirada en el marasmo interno que nos posee y nos deja al borde de un precipicio, cuya conciencia no es la idea indefinida sino la vivencia nunca prescrita?
- Es cierto que su detonación plástica ha sido el emblema de una época y ha señalado la plástica de un tiempo, pero no es menos cierto que ha sido una concepción que en el gesto físico de la realización, en la explosividad de la expresión y en el fuerte acento cromático han tenido una definición auténtica, premonitoria y agobiante.
- No cabe frialdad, método, orden, cuando la dimensión de lo exterior nos corroe, cuando nos asedia y no permite otras salidas que establecer otras cosmovisiones plásticas que den superficie a una capacidad de creación que se ha imaginado como una entidad finita, destruida y acabada. Hay un dolor que debe ser traspasado. Una ansiedad que no muere sin agonía.
- Para el croata MURTIC la distinción entre creador y obra no existe, tal es su forma de hacerlo constar, de materializarlo sin concesiones ni condiciones, libre de ninguna otra atadura que no sea su intuición, su percepción de lo que el umbral existencial de la mirada necesita.
- Los caminos se abrieron cariñosos a las piedras,
- trepaban por los brazos, se escondían en el sudor,
- adquirían soterradas metamorfosis.
(José Lezama Lima).
- En la plástica, un signo, una pincelada, una forma pueden expresar de manera pura un contenido. Y actualmente la distinción entre las formas conformadas por el dibujo, o lo que es lo mismo, la línea, y las producidas por una pincelada abierta o pictórica, ya no es nítida, la fusión se ha producido y ha proporcionado una nueva epifanía.
- Estos rostros son voz y alma, la destilación de un pasado que en el presente se torna con el misma enigma y otras dimensiones. La contextura creativa ha de tener otra formulación, ha de captar una consumación de síntesis, de concepciones e idearios, de agotar plasmaciones que no han encontrado hasta este momento otras vías visivas y extáticas.
- Por eso, puede suceder que la conexión, sea o no metafórica, que establezca la mirada sea con esa radiografía que aspira a concebirnos y reflejarnos bajo nuevas caras y con ello penetrarnos con los hallazgos de una anatomía plástica que exprese toda la emoción del análisis ante un espejo inexistente .
- Que la inglesa MCVEIGH va en busca de esa conjura del ser en su opacidad pictórica para hacerla hablar no es ninguna ecuación. Está en ese empeño por haber puesto sobre el soporte todo su conocimiento del arte, de lo que fue y de lo que entrañó, lo que le condujo a un quehacer que configuraba la idea con la emoción, el sabor de la existencia con la reflexión.
- El cuerpo se escondía en la casa de las imágenes
- y luego reaparecía idéntico y semejante
- a un fragmento estelar, volvía.
- Su ocultamiento había agrandado
- su armonía con el humo universal.
(José Lezama Lima).
- Produce desconcierto una pintura sobre un solo personaje que se repite en distintas situaciones y espacios, con los mismos rasgos caracterizados de acuerdo a la simbología de una soledad que se trasplanta idéntica según los interiores desnudos o los exteriores que despiden el mismo efluvio de desamparo y retiro.
- ¿El hombre o un hombre como un eremita contemporáneo? ¿Es la ficción plástica de raigambre clásica con un acento alegórico? Desde luego, en este caso el mito se desvanece, la apertura de enfoques, tan depurados, tan equilibrados, tan místicos, nos somete como espectadores a un ejercicio de introspección basado en esa figura ermitaña que en sí misma, a pesar de su hermetismo, es todo un nudo de significaciones.
- Para el mexicano CASTAÑEDA el ascestismo es la fórmula creativa que ha desentrañado estilo y forma, pero adquiriendo y enfatizando en su representación el cenit de un imaginario visual que se transmite con una fisonomía inconfundible y nunca vencida.
- La universalidad del roce,
- del frotamiento, del coito de la lluvia
- y sus menudas preguntas sobre la tierra.
- ¡Qué engendros para una nueva raza!
- ¡Qué nueva descendencia del hombre y de la piedra!
(José Lezama Lima).
- Decir que la línea, al dibujar, cierra los elementos, los individualiza y particulariza es quedarse corto. Por lo menos en los retratos del uruguayo nacionalizado argentino SÁBAT, al que no solamente le apasiona la creación de tal particularización , sino que lo fundamental es la confrontación que ocasiona entre ser y forma de ser, entre aparecer y quedar visualmente atrapado en las muescas del tiempo, la vida perdida y vapuleada, y la realidad deformada.
- Aunque en su lenguaje lo caricaturesco es un factor insomne, el vehículo transmisor canaliza la expresión por su propia plasticidad y medida visiva de lo intangible. Sus semblanzas, habitantes del mismo perro mundo que compartimos, van agrandándose por la acumulación de emociones, vacíos y pensamientos hasta ocupar enteramente los espacios -es que son suyos, argumentan- o presidirlos como un dios que los necesita falsamente engalanados.
- Y también es posible que creamos que esos rostros, esos gestos, esas figuras vienen de antes y tienen sus ancestros al pie de la cama, pero lo que no es discutible es la conquista de una entidad y solidez que les han llevado a conformar su personal y original vicisitud, que a partir de ahora les confiere su cualidad de inmutabilidad sin otras contradicciones que no sean las que puedan solventarse desde dentro de ellos mismos.
- Los personajes saltaban de las lunetas
- al centro del proscenio,
- todos se conocían después del asesinato
- de Julio César, pero no se saludaban
- para no despertar, dormidos
- se daban las manos,
- como si las hundieran en una piscina
- y comenzaran a nadar.
(José Lezama Lima).
- El dibujo ha pasado de ser la fase previa de la obra artística, el esbozo o boceto, a erigirse, a partir del siglo XVIII, en un elemento artístico por sí mismo. A través de la línea individualiza y concluye, estructura el espacio y lanza el mensaje.
- Dibujos los hay sobrios, virtuosos, preciosistas, decorativos, rigurosos, pero también, como éstos que se ven, demoledores, fustigadores, provocadores, fieros, sin parsimonias perfeccionistas, sin formulismos veneradores, sin virtudes inmaculadas.
- Para el donostiarra AGIRREGOIKOA, que expone en el Reina Sofía, el cierre de las formas permite una visualización clara, concisa, penetrante, incisiva. Y en la misma medida, una lectura salvaje e intelectiva. Él mismo lo confiesa: "lo real te golpea continuamente y el arte es una manera de manejar y negociar la angustia que te provoca".
- El perro es nuestro alter ego, oficia de protagonista en todas las secuencias y desborda el marco de significación que normalmente le está atribuido. Ya no es un simple ser de compañia, es más que todo eso, incluso conciencia de una misma naturaleza que siempre está jugando a ser víctima escindida o verdugo impenitente. Todo un discurso político, satírico, existencial resume el conjunto de un trabajo que seguro que deconcertará, enfadará o será compartido, mas es segura su andadura sin afanes pervertidos.
- Como suele ser habitual cada día, Humberto, Felipe y yo nos acodamos en el muro del Malecón y soñamos con el horizonte. En eso que pasa a nuestro lado un habitante con un rabo velludo como el de un raposo. Humberto, que se lo sabe todo de estos personajes, con los que ha compartido tanta cantidad de ron como lluvia de aljibe, nos cuenta que antiguamente existía un linaje de hombre que le traía reliquias al Malecón, con cuyo olor éste casi se sustentaba. Pero, con ocasión de que les denegó una petición, en lugar de ellas le pusieron cosas hediondas e inmundas, por lo cual les condenó a ellos y a sus descendientes a que les naciesen rabos. Éste era uno de ellos. En esta isla no se salva ni Dios, fue nuestra conclusión.
- ¡Qué mejor reflexión y goce que la pintura de este artista cubano sobre las vicisitudes contemporáneas? Un discurso plástico, construido por medio de una definición nítida de volúmenes, líneas y colores virtuosamente detonados, que empuña una ficción visual con la sátira cariñosa de una serpiente resabiada.
- Entre un formato de cómic y uno puramente pictórico, MAGDIEL WILFREDO extiende su imaginario con la perfección de un embalsamador momificando cadáveres, hasta concebir una crónica rumbosa de personajes y situaciones que nos conducen a un revolcón contemplativo sin pretextos convencionales.
- Una plasmación que no duda sobre los fines creativos a los que se somete, no sin ionía, no sin poner los pies por alto y descargar sus piezas de artillería. Y una representación de la que forman parte nuestras vivencias contenidas en unas sociedades de distinto signo, que podemos visualizar como un prontuario de realidades a percibir tanto como sentir y pensar.
- Bien es verdad que no creo que esta obra se incluya plenamente, por fortuna o desgracia para el autor, en esa cierta espectacularización del arte que lo ha convertido en un objeto de consumo y por tanto en un producto mercantil más. Puesto que si hacemos caso a Guy Debord, hemos de considerar que la dominación espectacular organiza con destreza la ignorancia de todo lo que sucede e, inmediatamente después, el olvido de lo que, a pesar de todo, ha llegado a conocerse.
- Vi lo que no vi,
- pero ¿el ojo?
- Precisó.
(José Lezama Lima)