- Escribía Enrico Crispoldi que "hay que saber leer críticamente, caso por caso, el sentido diferente de las obras para llegar al discurso más complejo y global referido a la vivencia creativa desarrollada por su autor".
- En lo concerniente al judío letón BLOOM es casi imposible. Su pintura tiene una experiencia ilustrada y trágica, la de los cuerpos abiertos, rajados, descuartizados, en los que la visión de las consecuencias de lo que somos y nos convertimos cabe en la construcción honda del pigmento.
- Y en sus personajes se testimonia el declive, la deformación, la vejez, lo siniestro, la malversación de los que estamos siendo y abocando. En este lenguaje de colores como aullidos, viscerales y simbólicos, la expresión alcanza todo el referencial de historias, destinos y vidas.
- No ha lugar a que las imágenes escondan lo emocional, todo lo contrario, con ello se infieren los múltiples significados de lo real en sus distintas dimensiones. Es un juego a lo máximo, no es juego al concepto reflexivo de la nada.
- Representaciones en las que palpitan iconos del pasado, pero que se remiten a las formas, a las configuraciones del presente. Figuración que parte de sí misma para llegar a ella misma después de absorber, procesar, operar y construir; que tratada en la sustancia que le es propia, por su descarnadura y brutalidad confiere a esta obra la condición de drama único, de signo último y definitivo, que no admite olvido ni nubes de ensueño.
- Miro a mi patria, a la risueña Cuba, que la frente
- eleva al mar de palmas coronada,
- por los mares de América tendiendo
- su gloria y su poder: miro a Grecia
- lanzar a sus tiranos indignada,
- y a la alma Libertad servir de templo.