- Me han invitado u obligado a migrar (¿no suena muy mal?) a WordPress y además pasaré un tiempo fuera de esta palestra. Esta sirena, mal encarada y con la mitad de las facciones en sombra, salida de las manos de HUMBERTO VIÑAS, me acompañará por si me pierdo.
- Para los que esperen y se asomen a ese otro espacio, mi más efusivo agradecimiento; para los que no, mi lógica comprensión; y para todos en general, la solicitud de que no dejen de mirar y sentir: es el único medio de bregar con certezas y somnolencias en unos casos, o con incertidumbres e insomnios en otros.
- Hay que perder las esperanzas para que resurjan nuevas y distintas, confiando en que no sean tan irreales y vanas como las que en estos instantes nos asaltan.
- Un emotivo adiós hasta entonces.
- Otra vez estamos con un autor ligado a COBRA. Es fantástico imaginar como un universo de signos cala a fondo en estos artistas, como si estuviesen desesperados en encontrar esos demonios que nos acosan pero no podemos identificar.
- Claro que el holandés ROOSKENS los tenía tan cerca, después de mucho buscar, que los agarró bien fuerte. Al final los hizo sus amigos, les dio de comer y beber, y ellos, a cambio, abrieron sus rasgos, fisonomía y naturaleza, se dejaron amar y de vez en cuando maldecían su suerte.
- Transmitieron, informaron y revelaron , sólo así esos espíritus inconformes, insatisfechos podían trasladar al soporte su cólera por arribar a un mundo y un entorno en que la historia es un personaje execrable y el arte un bufón que se expone a tragarla y venderla. Los interlocutores que se acercaban, los contemplaban y seguían su caminar en silencio, no sabían hablarles, ya no digamos si eran capaces de articular una sola palabra.
Abominaban del castigo que les habían inferido, únicamente por el hecho de la soberbia de haberlos encontrado y trazado. Si eran un misterio, deberían continuar siéndolo. ¿Acaso nadie quiere quedarse en su limbo carente de angustia?
- Ven a los que les observan y perciben su aliento de muerte, la cual desconocen porque son convicciones que nunca han perdido la fe. De todas formas, antes o después, de no sentirla, hubiesen sucumbido. Antes o después, de no vivirla, se hubiesen extinguido.
- Mi madre, de ochenta y cuatro años y herencias indianas, me dijo que El Malecón ya era viejo cuando nació. Y como tampoco le cree, morirá para volver a nacer.
- En un anterior comentario sobre este artista gallego decía que sus efigies nos amparan y protegen. Ahora que las ha soltado en Madrid, donde tienen refugio y templo en la galería Marlborough, las podemos encontrar de noche, cuando se escapan, en múltiples encrucijadas urbanas de ir sin volver o de volver sin ir, algo que nunca se sabrá.
Ídolos y deidades de los bosques y tierras galaicos, LEIRO, fascinado tanto como nosotros acerca de los misterios que entraña su hacer bajo esas fuerzas, nos los trae con el fin de que esos talismanes cubran nuestro sobrecogimiento y desconcierto con gestos de culto añejo.
Incluso creo que ellos mismos trascienden al propio autor, lo han subsumido en su naturaleza enigmática a la par que sagrada, que acapara dimensiones, texturas y almas madereras vertidas en el tronco y en el leño, en el bosque y la arboleda.
Magia, mucha magia hay en estas divinidades que descienden del suelo, magia del taumaturgo y hechicero, del artesano y escultor, de la vida y de la muerte. Y contemplarlas como quien fija en la retina de la memoria, más que en la de los ojos.
- Esta galería se convertirá por unos días en un santuario, se celebrarán ritos ante el sarcófago y nos postraremos enfrente del calafateador y del meat market. Y nos costará abandonar tantos secretos urdiéndose en esa catacumba de seres que han decidido no odiarse.
- Personajes y tierras son recurrentes en las mareas de la experiencia de cada uno. Y desvelamos el silencio de lo imprescindible, tan sólo aquello que es surco visual y táctil, sentimiento íntimo e indoblegable.
- Para TINO GRANDIO lo neblinoso de su tierra y de su gente era luz y él la sabía transcribir como nadie. Los contornos vagos, nublados, anubarrados, sombríos, eran superficies y espacios en los que gravitaba todo un espíritu del barro, del cultivo, del territorio y del aguardiente. Los colores son huesos y el alma es la condición inmanente de una pintura contraria a cualquier exhibición o desmesura impropias. Casi es una simple huella que se agiganta en nuestra mirada, que confiere la emoción que es la base para identificarnos en el entorno que habitamos y del que procedemos, en el que sumirnos en la contradicción de la huida y de la permanencia.
- En su obra parece como si todo se contuviese en el instante de una espera, en ese momento que estamos temerosos de abordar por si hay un movimiento que nos cause el perderlo para siempre. Como si también nosotros, presos de esa visión, nos condenásemos irremediablemente a acompañarle en su ignoto destino.
La sabiduría de lo intemporal está aquí presente, son tonalidades de connotaciones y denotaciones, alejadas de elocuencias insostenibles y muy ancianas, de lo contrario no congregaría, como lo hace, una esencia plástica nacida del sentido telúrico más depurado, el que se lleva eternamente como querencia y poesía de vida.
Pero para cuando llegue la hora, la pintura enterrará las palabras de cara a que sean los ojos de la memoria los que hablen.
- En estos últimos años la iconografía en Estados Unidos no para de dar vueltas. No dejan que lo empezado, denomínese como se denomine, se agote. También es posible que los desarrollos tecnológicos acelerados impongan un continuo cambio y transformación de hábitos visuales.
- Ahora bien, que la obra del norteamericano HALKIN sea una respuesta a ello, no lo creo. Decía Aguilera Cerni, que la realidad es una pluralidad, una poliformidad de múltiples dimensiones y extensible en muchas direcciones. Por tanto, deduzco que este artista trata, sin ningún ánimo de ruptura, de encajar su hacer artístico dentro de esa realidad multiforme y compleja, y a partir de ahí pasar a configurar las nociones que le preocupan sin dejar de formular la sintaxis que más le acerca a la visión de su trayectoria en el interior de unas órbitas imaginativas que si adulteran el mensaje lo hacen a propósito.
Son reuniones y agrupaciones desconcertantes que juegan con mitos y creencias con el fin de descabalgarlos, retratarlos, posicionarlos en un espacio frío o turbulento. Su cromatismo toma el sentido sucio, brumoso, que es el que está acorde con esa elección de postulado estético y existencial, del cual quedan sombras que son todas y ninguna, preguntas que son más preguntas y respuestas que no han tenido preguntas.
- Espoleado por la curiosidad me acerqué a la Fundación MAPFRE a visitar la exposición de arte americano. No voy a referirme a la calidad de ciertas ausencias, ni a una muestra tan escasa de hitos memorables o a la falta de una mayor cohesión.
- No quiero centrarme en señalar más que las dos rúbricas sucias, tristes, solitarias de un HOPPER, la insuficiencia de lo expuesto de la obra de GEORGIA O´KEEFFE o la construcción urbana de la nación por parte de CRAWFORD, HIRSH o SHEELER. También en la recepción de herencias de un STUART DAVIS, en la esencia aérea de un CALDER, así como lo tacaño exhibido de ROTHKO o en lo no representativo de lo visto de MOTHERWELL y GOTTLIEB.
Es una exposición limitada, muy incompleta de una historia y un pueblo jóvenes, impacientes, que desde lo iconográfico europeo plantean sus propios repertorios y definiciones, que acaban por liberarse de cánones y tabúes y señalar tantos otros horizontes como espacios en el Este y el Oeste.
- Y no nos olvidemos de dos grandes fumigadores como CLYFFORD STILL y SAM FRANCIS, cuyos trabajos se quedan cortos.
- Ni siquiera puede hablarse de una manifestación artística modesta, más bien pretende ser un canto a la excelencia que se ha quedado, por su escasez y criterio selectivo, en la confusión de lo mediocre, del ser que pensaba que iba ya siendo. Una pena, una lamentable pena.
- A pesar de la instrumentalización, mercantilización y banalidad del arte en estos tiempos, Aguilera Cerni insistía en que no podía morir, porque la experiencia estética es inseparable de los procesos perceptivos humanos y de la humana naturaleza.
- Y tampoco la pintura puede extinguirse, porque siempre está abriendo puertas y corriendo cortinas, de cerrarlas ya se encargarán otros. Y si hablamos del alemán ZIMMER, son ventanas tan abiertas que la mirada se deposita en ellas sin desear volver.
¿Que si se nota que es un artista interesado en la astronomía? Podría ser. Pero lo que pinta es una cosmovisión de luz y luminosidad que centellea, que forma una civilización de espacios engendrando esa claridad que necesitan, que conforma un espíritu abierto a la existencia bajo capas resplandecientes, indicio de una inteligencia que de formular hipótesis pasa a conformar realidades.
A partir de lo que el autor transfiere al observador el entorno cambia, adquiere otra sintonía y al final reaparece conforme a otra conjugación. Por la tanto, no es hora de cerrar los ojos sino de abrirlos rumbo a la invocación.