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11 de noviembre de 2009

TRA BOUSCAREN (1974)


Hay una caligrafía tenebrosa que va dibujando contornos en medio de manchas oscuras, turbias, que se agitan en un goteo lacrimoso empapado de sangre fría y espesa. La pesadilla toma forma es un espacio lechoso y sucio, en un sueño del que ansiamos despertarnos o huir.


El artista norteamericano Tra Bouscaren no plantea en esta obra dejar que la masa pictórica borre el trasfondo, lo que persigue y realiza es que la alucinación salga de esa niebla, pueble nuestra mirada del horror y descubra ella misma que su impacto proviene de un sentido plástico convertido en un fenómeno de nuestra angustia.


Podemos etiquetarla como un expresionismo abstracto en busca de referencias, ya sean subconscientes o no, pero sería lo mismo, la pintura es un acontecer y éste nos parece una visión perversa surgida de una realidad no desaparecida todavía.


Hoy han caído las primeras lluvias, que han desbordado canales y conciencias. En El Malecón hay un rosario de habitantes varados esperando un maná aunque sólo sea en un aguacero de incienso y mirra. Y una isla inacabada en la que el tiempo del futuro ya es historia y no hay donde buscar otra.

10 de noviembre de 2009

CARLOS QUINTANA

  • Los personajes, indefinidos y flotantes, sus cabezas, incluso los animales, componen un a modo de corte celestial hierática, en suspenso, pero como una requisitoria sin alma sobre lo mortal y perecedero. Muchos en una ocasiones o pocos en otras, gravitan sobre fondos que los esencializan en un eterno estar. Incluso las miradas que nos dirigen parecen ir más allá del marco, como indicando al espectador una realidad intranquilizadora a la que no tiene acceso.
    • Lo iconográfico y lo atávico se muestran desde su condición de presente que les hace vivir el artista cubano Carlos Quintana, con quien han alcanzado una inmortalidad amañada, producto de unas vivencias cuyas evocaciones sólo tienen rastros insomnes.

      • Ellos son sus interlocutores, y también los nuestros desde el momento de su materialización, son los que en su imaginario plástico contagian la desconfianza del nacer y del existir en unos ámbitos tan celestiales que lo único que hacen inmortal es la longitud del vacío que los rodea.

      • Obra pictórica abierta sobre la base de un hermetismo ambiguo, que nos exige un acopio de miradas, entre el sueño y el crudo despertar, repetidas y coloquiales.

      • De mis tres elementos, me dice mi amigo Humberto, la materia, el ntu y el muñanga, no sé con cual quedarme. Si este último es el que marca el ritmo de la vida, la mía lo ha extraviado en tanta pintura como he hecho. Todo eso es cierto, sí, le digo, pero hemos encontrado un padre, El Malecón, que hasta lleva sotana y va bajo palio.



9 de noviembre de 2009

ENRIQUE BRINKMANN (1938)

  • Es tan espesa y sólida esta pintura, tan densa y coagulada, que su visión provoca una fuerte incitación.
  • Brinkmann, artista español, sobrecoge en su obra por la riqueza de sus texturas, por la metamorfosis de lo que iniciando una sintonía abstracta acaba siendo un sátiro, un sileno, una ménade o una bacante, incluso un Dionisos junto con Ariadna sentados oficiando sus ritos.


  • Salimos o entramos, según se prefiera, hacia otra realidad plástica trascendente y sugestiva que configura en la mirada y solamente para ella relatos oníricos y fantásticos que mitifican la vertiente bárbara de nuestra naturaleza supuestamente ambivalente.

    Según la contemplamos, vamos dejando atrás los coronados con su aureola, las ricas vestimentas y joyas, éstas desmesuradas con sus grandes piedras preciosas, los palacios fastuosos, y descendemos a nuestros abismos rutinarios en los que ya nos encontramos imbuidos en situaciones de impotencia, frustración y desesperación. Y desde esta visualización bárbara acabamos por entendernos y congraciarnos con la suerte de un destino tan lúcido como para que nos ofrezca esta clarividencia. Que así sea.

    El Malecón quiere que le pintemos como un Pantocrátor rodeado de un panteón geriátrico. Y debajo la anástasis, con su descenso al infierno para redimirnos a mi amigo Humberto y a mí, que éramos sus amados hijos (¡Cómo se enteren nuestros progenitores!). Le dijimos, para salir del paso, que eso no era posible mientras estuviésemos borrachos de ron y además la resaca nos haría confundir las figuras y la historia, por lo que era posible que apareciese como Calígula montado en su caballo junto con Nerón tocándole la lira (¿tan ebrios estábamos que no pudimos haber buscado a otros?). Por su supuesto, su respuesta fue castigarnos a mil noches de abstinencia ¿de qué, nos preguntamos?


7 de noviembre de 2009

MATHIAS GOERITZ (1915-1990)

  • La serpiente ha sido un animal sagrado en muchos culturas y religiones y un símbolo en otras tantas, aunque a mí, particularmente, me parece un animal repulsivo que despierta terrores atávicos. Y además están en todas partes, hay serpientes que viven en el bosque, serpientes del desierto, serpientes marinas, serpientes de los lagos y los estanques, de los pozos y de las fuentes, hasta serpientes caseras si me apuran. ¿Cómo es que pueden ser poderes protectores de las fuentes de la vida y de la inmortalidad, así como de los bienes superiores simbolizados por los tesoros ocultos?
    • Blavatsky dice que, físicamente, la serpiente simboliza la seducción de la fuerza por la materia, constituyendo la manifestación concreta de los resultados de la involución. Los gnósticos la asimilaban al tronco cerebral y la médula, formando un símbolo de lo inconsciente que expresa su presencia repentina, inesperada, brusca y temible.

    • En conclusión, por un lado significa perversión, origen de todos los males, muerte del alma, fuerza tenebrosa, destrucción, engaño. Por otro lado, fuerza y energía vital, renacimiento y resurrección, poder cósmico y espiritual. Ambivalencia y arquetipo y todo lo que queramos añadirle.

    • El artista mejicano nacido en Alemania Mathias Goeritz se sirve de esta personificación totémica del Méjico precolombino para monumentalizar una síntesis (bien y mal) que se ha fundido con la tierra y con el tiempo, dando lugar a una imagen en piedra que puede verse como una sublimación pero también como una terrorífica amenaza, que exige sacrificios, desolaciones, desamparos y angustias. Jung sabe mucho de eso. Su visibilidad nutre nuestra mirada de temor y de misterio y de preguntas sobre su persistencia milenaria. A mí me complace pensar que es real la historia que afirma que el sacrificio de la serpiente posibilita la aceptación placentera de la muerte y el vuelo hacia la región superior. No me negarán que en la inferior o hace mucho calor o hace mucho frío.

      Cuando voy en busca de mi amigo Humberto, me dicen que El Malecón ha ordenado su detención en comisaría. Después de venticuatro horas retenido, yo estaba aguardándolo a la salida y le dije: ¡Coño! ¡Miras que eres pesado! .

6 de noviembre de 2009

SANTIAGO RODRÍGUEZ OLAZÁBAL (1955)

  • Dicen que no es suficiente con mirar y apreciar la obra de arte, que es además necesario poder comprenderla, asimilarla, interpretarla y desmenuzarla. Por consiguiente, es preceptivo contar con un método, un instrumento coherente -o incoherente en algunas ocasiones, las que lo requieran- que nos permita la aproximación al discernimiento y penetración en la misma.
    • En el caso del artista cubano Rodríguez Olazábal me siento impotente para llevar a cabo esta requisitoria, he de reconocerlo. Obra íntimamente ligada a los cultos africanos, me atrae porque tiene en el descubrimiento del secreto su hondura y energía. No hay tensión en su planteamiento delineado y figurativo, sino una intersección de planos y composiciones que conforman imágenes que no caben en conceptos apriorísticos ni en explicaciones de intensas resonancias.

      • Es, desde mi particular prisma, una mística de formulación plástica basada en lo imprevisto, en lo que no se puede someter a análisis sin desvirtuar su misterio, su percepción entre hombre y muerte.

      • Desde El Malecón sale un esquife al anochecer con destino desconocido. Y aunque mi amigo Humberto y yo lo vemos alejarse sin saber quienes son sus ocupantes, brindamos por su venturosa arribada a aquel lugar que les propicie la justa simetría que aquí no han encontrado después de haberla buscado inútilmente la mitad de su vida.



5 de noviembre de 2009

OSCAR MÉNDEZ LOBO

  • No sé la razón de que me haya venido a la mente esta frase de Cézanne ante la visión de la obra del artista español Méndez Lobo, pero lo que sí es cierto es que como espectador me veo reflejado en esas formaciones abstractas que sin médula humana alguna logran una plena asimilación epidérmica.
    • En sus espacios, las contemplaciones van al hilo de las excitaciones, fruto de esas explosiones plásticas que se depositan en la superficie para que el impacto sea súbito, total y somático.

      • El orden subyacente a través de gruesas barras horizontales, verticales y diagonales intentan contener el estallido cromático, estratificarlo y sostenerlo en una operación cuyos cimientos alcen promontorios culminados en bóvedas y cielos inundados de la luz color múltiple que a través nuestro el pintor genera, intuyendo las sensaciones de las miradas que elevamos en su búsqueda.

    • Un trabajo que debemos de despojar de artificios retóricos y de encrucijadas abstrusas, sólo hemos de entenderlo como una génesis en un proceso inabarcable de definición.

    • Hoy El Malecón amanece con una joroba que, nosotros, mi amigo Humberto y yo, aprovechamos para sentarnos en ella. Él me dice que en esta isla la luz no puede ser uniforme, ni gradual, ni lógica y racional; ha de ser informe, caótica, irracional y ebria. Pues impregna la atmósfera de tu pintura con ella, le respondo.


4 de noviembre de 2009

LUIS CLARAMUNT (1951-2000)

  • Lo especial e intrínseco de un artista es que quiere ver e ir más allá de sí mismo, que el oficio de su tarea se le manifieste con toda la luz que sea posible en la oscuridad que le rodea.
    • El pintor español Luis Claramunt hizo del quehacer de la vida un continuo errar trasmitiendo las huellas de sus obras para que cuando estuviese más allá -si es que llegaba-fuesen la brújula que pudiera localizarle cuando estuviese perdido.

      • Por eso, encontramos en ellas la consagración de un esfuerzo por ser él mismo y el otro a la vez, por reflejarse concienzudamente en unas formas que al final son las que le retratan en un desvarío creativo que clarifica la sustancia de una pintura cuyo acento es la introspección, aquella que llegue a permitir al espectador compenetrarse con esa exhalación del existir y con la magia de ser al mismo tiempo el forjador de una trayectoria que postula una libertad y creatividad salvajes y dolorosas.


        • Y que además no necesita ni adscripciones ni etiquetas, sino las seguridades demostrables de un sello implacable.

        • Al acercarnos a nuestra esquina, El Malecón nos exige la práctica de las tres lealtades y cuatros amores sin límites, obligándonos a interpretar la danza de la fidelidad bajo penas de expulsión y excomunión si nos negábamos. Y si Él acepta el canto es en virtud de su valor adulador, rechazando los instrumentos musicales porque tienen forma corporal y entretienen en exceso a la mente, a la que inducen al placer sexual. ¡Coño, ya ni Camilo entiende nada! ¿Y si nos quitan el ron?




UMBRALES INCIERTOS