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28 de enero de 2012

PEDRO S. MORILLO (1947) / SE TRATA DE VER ACRECENTAR

  •  Nos sentamos y hablamos. El manchego MORILLO me señala cómo los símbolos de la fuerza cósmica excitaron su imaginación y capacidad para hacer otra arquitectura interna de ellos. Los quería próximos, muy cercanos, sin alardes de potencia y terror, como si fuesen lo contrario de un enemigo quimérico.
  •  Y tenían que tener la perennidad y la cultura del hierro, habrían de nacer como emblemas del instante plástico remoto y no como fruto de una edad de tinieblas. Por el contrario, estos seres fabulosos serían jalones de luz en la montaña y constituirían un eco de salvación y victoria.
  •  Comoquiera que estos tritones y alados han sido concebidos como producto de una energía escultórica que aprovecha las aptitudes de la materia para configurarse como imagen y/o icono, el artista las desnuda hasta personificar en ellas acción, destino y deseos, creencias e historia, sucesos y eras.
  • Al final, al mirarlos, se convierten en animales que están satisfechos de haberse dado a conocer, de ser el nudo de evocaciones y motivo de compañía, augurando paz y conocimiento de cómo la creación es fuente de sí misma.

  • Al "Gavilueto" lo trajo su madre, una sirena, a la isla, después de ser abandonada en la costa asturiana por el hombre que le engendró, un invasor vikingo. Charlamos, en El Malecón, de una guerra con sólo derrotas, las de todos.    

26 de enero de 2012

PEDRO S. MORILLO (1947) / UN QUIJOTE QUE ES VERBO DE COLOR

  •  En el post que le dediqué al español MORILLO, el 12 de noviembre pasado, hablé de la imposibilidad de lo posible, aunque, en este caso, creo que cabe también su variante contraria porque esta paradoja es la forma y la desnudez del fondo. Hoy retomo ese cruce para señalar la anatomía, nunca mejor dicho, de una pintura en la que el color supura y la metamorfosis es ya un hecho.  
  •  Esta serie, de gran formato, que postula un Don Quijote al que se le constituye como un vértigo salvaje de secreciones (se le adivina en las siluetas, en los perfiles, en las costuras) tiene una dimensión entre lo insólito y lo cerebral, entre el trazo desinhibido, procaz, y su caparazón encefalográfico, de animal equinodermo, entre lo visionario de un cromatismo que señala la condición de un ser y la profanación de un espacio que en su molicie no esperaba nada. 
  •  El artista nos viene a reseñar que su obra es una confrontación de la que trata de extraer una realidad hasta hallar la sucesión de tácticas que consumen una estrategia, la que, en la fusión de torbellinos, informen la ficción del personaje y su trascendencia en aras de unos valores que exigen su propia identidad.    
  •  Por lo tanto, no hay que dudar de la sabiduría de este creador, que entiende la tierra y el clamor que nace de ella misma como una inmanencia que le sirve a modo de determinación de las razones y ansiedades de una abstracción que marca un recorrido tan real como múltiple, tan esencial como exultante, siempre en la onda de un fluir inagotable.   
  • En definitiva, es un vuelo que desafía la gravedad de la pesadumbre que insiste en eclipsar la pintura, sabedores de que su luz reaparece perpetuamente porque anida en lo más profundo de nuestras entrañas, y, desposeída, nos ilumina (Frederic Amat).

  •          Admiro
  • Con fervor de mirada
  • Convergencias y signos
  • De algo que yo, torpe,
  • Escruto y no descifro.
(Jorge Guillén). 

25 de enero de 2012

RIGO SCHMIDT (1974) / ¡CUÁNTAS SIMILITUDES SIN SABERLO!

  •  En la pintura esperamos que la concreción nos trascienda y simultáneamente evoque esas realidades que no es una tarea imposible avizorar. Cuando estamos ante ellas es cuando las certezas tienen la máxima visión de las incertidumbres que todavía nos aguardan.
  •  Dentro del alemán RIGO se posesiona esa inmanencia plástica que formula en el soporte toda su fuerza y alcanza el juego de la esencia, la evolución y la naturaleza. Lo de detrás toma la opción de adelantarse, hacer su apuesta y enviarnos un mensaje de última consumación.
  •  Si vemos su diafanidad postrera es que estamos en el eslabón que concluye, que hace casar todos los elementos de este lenguaje, frío, impertérrito, impávido, que nos absorbe hasta penetrar en el pensamiento de las premoniciones dislocadas. 
  • De ti remoto, mi magín emprende
  • Su peregrinación muy fervorosa.
  • Los abatidos párpados se abren
  • A tinieblas visibles a los ciegos.
(Jorge Guillén).

24 de enero de 2012

EUGENIO CHICANO (1935) / TENGO UNA MISIÓN QUE CUMPLIR

  •  Decía Alcolea que sólo pintando se es. El problema es entenderse con la pintura. Lo único que interesa en la pintura es el fluido. No Dionisio, más bien Baco (muerte lenta por la bebida que, al parecer, él cumplió al pie de la letra).
  •  Esto es lo que el español CHICANO expresa en su obra, ese amor por la pintura, por la creación que exhibe y representa, por la memoria a la que induce, por un destino que nos acompañe y nos ilustre.
  •  No es la conquista de un mercado, que para eso vale cualquier mensaje, es la multiplicidad temática, la relajación del ser con la realidad, la plenitud, la intensidad. No hay que equivocarse, el significado de una pintura no está en su origen sino en su resultado. Y por lo que se refiere a estos grandes formatos y murales, la riqueza de su dimensión semántica no tiene pérdida, solamente hay que seguirle las pistas, son tantas, tan fértiles y claras que no nos hacen falta sintagmas.  
  •  Omitamos teorías del conocimiento, que son inútiles, pasemos al saber mismo que se desprende de cada pieza, de su ornamentación entre claves y referencias que son el factor de la función sintáctica, la elegancia de esas estructuraciones cromáticas, perfectamente ajustadas. Hasta sus incursiones geométricas convierten el soporte en lecturas sosegadas, en poéticas derivadas y abiertas al pasto del amanecer urbano. 
  • Imágenes que han encontrado el valor del signo y lo han tapizado e imbuido de un sino cultural cercano, que señala lo debido y lo vivido.

  • Los días no me otorgan más que tránsito
  • De espera.
(Jorge Guillén).

23 de enero de 2012

DANIEL SUEIRAS FANJUL / ¿CÓMO NO VA A HABER AMORES INDEFINIDOS?

  •  Ante todo señalar que la visión pictórica o escultórica nos protege contra la invasión del arte conceptual, ese que está constituido por procesos repetitivos e inmisericordes de pensamientos ciegos que persiguen lo sublime de la nada. 
  •  Y ahora referirme a que hay una nueva oportunidad de reencontrarnos con DANIEL SUEIRAS con motivo de la exposición actual de su obra en la galería Marita Segovia de Madrid. No es para perdérsela aunque la juzguen abominable (en ese caso todavía les será más inolvidable).
  •  Debo confesar que tengo una marcada inclinación por el trabajo de este artista, por ese sueño de la pintura y la escultura que produce monos (bien es verdad que Francisco Rivas pronunció esta frase remitiéndose a otro contexto).
  •  Pero es que ha agarrado lo que nadie o casi nadie había blandido y conseguido, y con tal perfección de procedimientos que al encajar las piezas en la mirada precisamos una visera a fin de que no nos causen ceguera o obnubilación. Ya no sirve lo fácil, la alusión amañada, el cuento de que la ficcion se ha hecho realidad, etc., no, nos dejemos caer por esos trillos, al contrario, sean o no antropomorfos, sean o no facciones cazadas, establezcamos una comunicación con ellos, no engañándonos, pues su excelencia y pureza es mayor que la nuestra y merecen un lugar o morada, además de nuestra devoción y el ser objeto de su sarcasmo.
  • Con ellos nunca será posible lo que decía Borges, que el olvido es una de las formas de la memoria, puesto que atesoran lo más inmensa, aquella que es memorial de agravios y desdenes y auténtica biblia de almas desconsoladas, no como las humanas absorbidas por la sangre.   

  • Por lo tanto, el creador nos ha proporcionado un bestiario sacro y mitológico para tenerlo cerca y contemplarle en días de fuego y muerte. Gracias.

  • Incógnitas palpitan, se afilan, arden, claman
  • En la más anchurosa desolación desierta.

  • Y a través de lo oscuro, tú, criatura, clave.
(Jorge Guillén).

20 de enero de 2012

MICHEL PÉREZ POLLO (1981) / SE HAN SUBIDO A LAS BARBAS Y AHORA YA NADIE SE LAS CORTA

  •  Si la obra de arte no sale de la mente del artista podemos quedar ciegos y seguir viendo (Sol LeWit). Yo lo he intentado pero si quieres arroz, Catalina. Necesito ver, mirar y contemplar. ¿Será por estar quedándome ciego? 
  •  Y después se siente obligado Millares a dejar bien claro: "hay que descoser los forros del mundo plástico volviéndolos del revés".
  •  ¿Qué ha hecho, en este caso, el cubano PÉREZ POLLO? Pues engendrar entre pollo y pollo sus mutaciones, con semblante serio, atrevido, insolente y con cierta coña. Que sí, que es verdad, que no hay viviencia insular caribeña que escape al don del carnaval y del surrealismo tropical más revoltoso. 
  • Unas obras que entran por detrás y salen por delante, en el ínterin se han vestido, acicalado y hasta tomado el biberón. Su carácter lúdico es de los que juegan a ganar y tú, como espectador, a perder, porque se te escapa la afinidad y las identidad y te quedas con la deformidad inherente a su casta cromática, a su descendencia amable y acariciadora, paradojas que son tantas como se quieran y se fusionen.

  • Lo mejor es pactar, dialogar y entresacar su realidad, darle el rincón que necesita y la proyección que recaba, ya que la mirada es el fondo que la hace viva, indisoluble, incalificable e inquisitiva.

  • Las hermosas "Ayalgas" me suplican que mate al "Cuélebre" para que puedan recuperar sus tesoros escondidos. Si lo hago, me llevarán cogido de su cintura hasta ellos. Ahí es nada, esperar a la noche de San Juan, buscar un hierro, sorprender dormido al monstruo y clavárselo en el cuello. ¿Y si después no me dan nada y me quedo sin revolcón? Que lo haga El Malecón, les aconsejo, que es más viejo y está más resabiado.      

19 de enero de 2012

AUGUSTO BORDELOIS (1969) / LAS ESPERO PORQUE SON ETERNAS

  •  La pintura de la nada contra la pintura absoluta. ¿Dónde nos sitúa la obra del cubano BORDELOIS? Si el dibujo es la idea, el principio de realidad, el control, lo consciente e inteligente; el color alude a cierto descontrol medido y graduado, lo inconsciente, lo irracional, las pasiones. Bases teóricas que no se cumplen pero que no son óbice para establecer prontuarios, como en este caso.    
  •  Gauguin señalaba que el color era el lenguaje del ojo que escucha, de su virtud sugestiva, que sirve para desarrollar la imaginación, para decorar los sueños, abriendo una puerta nueva hacia el infinito y el misterio.
  •  Por lo tanto, las señas están claras y dadas hasta donde queramos, las alusiones hechas y los encuentros son la pura fantasía de espacios edénicos, hechizerías, conciliaciones reparadoras, hechos encantados, contrastes no por artificiosos menos plásticos y fascinadores. 
  •  Es por eso que entonces busco la hoja del vencedor, el paramí, el amansaguapos, las llanas, el jala-jala, el bleo blanco, el ayo, el cundeamor, la verdolaga, el rompezaragüey y el almácigo. Y, por último, me siento a posar la mirada en las celadas que nos tiende este artista, que entre treta y treta (¿no hay ciertas raíces rurales americanas en ocasiones?), bosqueja morfemas en los que ensayar historia, tiempo y veleidades del yo, tan cálidas como filibusteras. 
  • Me visita en mi esquina del muro "El Ome Marín". Cree que como estoy siempre en El Malecón, soy el que alquila las cuevas de debajo. Le digo que no, pero le aclaro que con esas greñas, algas y escamas, ya puede buscarse otro sitio para guarecerse. Hay que prevenir, no sea que al final le dejen quedarse, con los que ya somos. 

14 de enero de 2012

RICARDO MOJARDÍN (1956) / EN MI MUNDO DEJÓ DE OTEARSE HACE MUCHO TIEMPO

  •  El impacto es perpetuo. Delante de una de sus pinturas de simios en la galeria Vértice de Oviedo, de considerable formato, me quedé absorto, apocado e intrigado. ¿Qué me estaba diciendo o me estaba advirtiendo? ¿Es un retrato ancestral de mis antepasados? Mundo de supervivencia y agresividad, en definitiva.
  •  Cuando la imbricación es tan penetrante, las incógnitas se trasladan a la capacidad del artista, que ya debe de tener los ojos renegridos, agujereados por la larga noche de los abismos (Millares).
  •  El asturiano MOJARDÍN coagula y cataliza, crea y al hacerlo suprime lo accesorio, codifica y descodifica. Del color, como Tápies, hace toda una filosofía: la de los sueños, las visiones, el vacío. 
  •  Se planta en su territorio y desde allí ya ha dejado de otear, ahora se funde con el prodigio de lo telúrico, lo animal, lo pasado, el presente, lo clásico, desvelando lo pictórico en todo ello, su magia, hasta hacer desaparecer el perro -no lo veo- o a la figura sacra (¿descendió o no descendió? ¿Acaso no ves su calavera desde el tren?). Con lo cual, plantea sus preguntas aunque la trampa ya está hecha, ahí, en esa milagrosa revelación, están todas sus respuestas.  


  • Sabe muy bien que a sus obsesiones plásticas ha de permitirlas que se concentren, que se llenen de sí mismas, que prohiban la evasión de lo que tiene que aparecer. Y también es consciente de que va más allá de su contexto, que es lo que le da energía, le aporta puntos de salida, pero, no nos engañemos, esas llegadas son únicamente suyas y son universales.

  • Me cuenta el artista que de vez en cuando se cita con el "Nuberu". Quiere convencerlo para que cabalgando sobre las nubes llegue hasta El Malecón y le libre de los ciclones. ¿Y si se queda y se cabrea? ¿Más desastres?


11 de enero de 2012

ULISES GONZÁLEZ (1963) / ACERCA DE ESTOS MISTERIOS ENCONTRÉ PASIONES INTENSAS

  •  Debemos dar por obvio que la mirada del artista es la propia construcción plástica. Pero, no nos equivoquemos, ha de ser honda, tal como pregonaba Dubuffet:
  • "¡Cavad! El mundo está formado de capas, es un pastel de hojaldre. ¡Probadlo en hondura, sin ir más lejos de vuestros pies, y veréis!
  •  Sin embargo, ULISES, el artista cubano residente en Jalisco, lanza una llama que incendia todo cuanto arrolla. Hace de la pasión un lenguaje y lo encubre con el misterio de una impronta en expansión, que filtre en el hervor cromático la serenidad del dibujo. 
  •  Se asegura que solamente hay belleza en la búsquedad de la verdad. Apaga y vámonos, me susurra él mismo. Mi verdad está en la carne, la nocturnidad, el frenesí, el erotismo, el amor y la alevosía. No tendría perdón si no fuese así. El arte le ha pedido siempre, me aclara, ese relato, una historia de fuerza y emoción, de plasmar lo que cada día se desata y grita. 
  •  Por eso es que las manchas de sangre o el carmesí en flor colorean una superficie con arañazos y en la que nadan esporas o corpúsculos que dan su última conformación al hecho pictórico. ¿Cabe más eficiencia que ese contraste que anuda lo hecho con lo deshecho? Un corazón negro vomita un pañuelo rojo, ese rojo que el artista convierte en un vocabulario desesperado que no desdeña intercambiarse con la demacración, con una blancura que no aspira a la reencarnación y sí a la angustia.  
  •  Y por ello es que la cruz, como espejo metafórico, aparezca astillada y con esparadrapos, a la que nos asomamos con más deseos que ansias de encuentros. Y los capullos -O´Keeffe nos habló de ellos- sean entes colgados de esa plasticidad apasionada que cubre la certidumbre de ser la sendas de unos trazos o la del propio destino, forma de la plenitud carnal de unos colores que al mismo tiempo que designan proclaman.   
  • Obra que reflexiona, una vez que se ha quitado de encima el gesto y el sudor, sobre lo que es o no la culminación de un proyecto, cuya continuación estará en ese futuro que le aguarda compartiéndolo con el destino.

  • Se dice que Pollock, en ataque de rabia, arrojó un libro que trataba sobre Picasso, gritando:
  • "¡Maldita sea, este tipo no se ha dejado nada!" ¿Qué fue de ese libro? 

10 de enero de 2012

RUBÉN ALPÍZAR (1965) / REGOCIJOS

  •  Todos están asomados y el frío no se queja ni mete una denuncia en el ayuntamiento. Y si lo hiciese destruiría la simbiosis dinámica y ya no habría creación. El observador, ante esta obra, se relaja pero el artista se tensa y estimula.
  •  Si hay algo que al territorio del cubano ALPÍZAR no le falta es un catálogo imaginativo, que discurre entre lo burlesco, la vida insólita y real, el sueño, la fantasía, las referencias clásicas y las raíces vigentes de una existencia en el trópico.
  •  La pintura es una ventana en la que aparecen y desaparecen, se muestran y relacionan, exhiben sus alusiones y dotes, maquinan lo que es imposible urdir, se mueven entre y delante de espacios abiertos o cerrados, nos hablan e inquieren.
  •  Es todo un universo que sin ese color que lo forma no lo veríamos, pasaría desapercibido, y, sin embargo, al impregnarlo adquiere su total autonomía y esplendor, aunque esté pautado por el recato de una cadencia o un bolero.
  • Diviso un macho cabrío y una mano negra. Como todavía no amanece llegan a tiempo, son el "Pesadiellu" y la "Monona". Salgo pitando del Malecón, no es hora de andar a la búsqueda de las de ébano.

UMBRALES INCIERTOS