La obra del catalán VIAPLANA entraña en primer lugar una magia que atrae toda la luz que necesita, con la que envuelve sus vertidos vegetales.

La suavidad de esa luz confiere a las formas y a las capas cromáticas y tonalidades un fulgor que atraviese la visión como un ser prodigioso.

Es una poética plástica que deviene en un sueño flotante y en una atmósfera que liga nuestro entorno a un fenómeno desbordante y lleno de hálitos emotivos.
