ALEJANDRO ROSS (1960) / NO SÉ CÓMO TOMÉ ESTE CAMINO

• El americano Ross juega a las simulaciones de un juego consistente en parecer lo que no es, pues inconscientemente lanza auténticos retos que dominan su expresión. 

• Lo importante es la frescura plástica, la diversión entre lo orgánico y sus falsas fachadas que amplían la visión más allá de lo que realmente es. 

• El aspecto de esculturas hechas a mano que poseen sus obras son reminiscencias que al llegar a la mirada se encienden a través de un cromatismo brillante y sinuoso, el cual no hace más que enfatizar la condensación de su significado. 

•  Analiza, fascinado, 
• la crónica de un instante repetido
• como única verdad entrecortada.
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• (Andrés Ballesteros)