- Los movimientos históricos de vanguardia no han podido destruir la institución arte, pero quizá hayan acabado con la posibilidad de que determinada tendencia artística pueda presentarse con la validez general.
- Tampoco podrán destruir a una artista como la alemana SCHMITTEN, que afronta una empresa plástica, en la cual la mirada queda prendida en esa reflexión y sentimiento de lo ondulante y transparente de la materia. Ya quisiéramos haber sido creados bajo esos parámetros gaseosos y celestiales.
- La tenue luminosidad, el movimiento, las capas cromáticas que se encuentran y se superponen declamando poéticamente unos sentimientos translúcidos y diáfanos, unos vertidos escondiendo un fuego secreto y un misterio alado, forman un canto sublime.
Pondré mi yeso, lo que soy, bajo el murmullo de estas
imágenes. Y apagado, en medio de los ruidos que así
se desmenuzan,
invocaré mis rostros, mi letra sucesiva, mis episodios
de partícula.
(David Huerta)
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