- El inglés CURRIE visitó supuestamente el Cotolengo de Turín y cuando vio a sus internos se quedó con una luz puesta en su cerebro. Había encontrado una llave para penetrar en los misterios plásticos de una naturaleza que ya había perdido su humanidad.
- Pero no los maltrató en sus retratos, al revés les confirió una extraña lucidez e inteligibilidad, suficientes para que al proyectarse fuera del lienzo y se acercasen a nuestra mirada, nos susurrasen el asco que les dábamos. Así satirizaban nuestra atribuida perfección fétida.
- Ellos solamente aman y se tratan con las bestias leucrococas de cuerpo de asno, culo de ciervo, muslos de león, pies de caballo, cuerno bifurcado, boca cortada hasta las orejas y un único hueso en lugar de dientes.
¿Hacia qué cielos o qué suelos van esos ojos no pisados
que tienen como yemas una fecundidad invisible?
(Vicente Aleixandre)
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