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1 de abril de 2018

MONIQUE ORSINI (1937) / LA MANO NO SE DETIENE


  •  A la mano de la corsa ORSINI es difícil detenerla, porque ha tomado las posesión del espacio y lo ha organizado para su propósito, cual es el dejar que la mano sea su mente y construya un área floral que al final queda trascendido por su propia fascinación visual.  


  •  Sus manchas de color divagan, planean, se deslizan, vuelan y dan lugar a formas conforme a un azar que la artista había previsto que participara en orden a la consecución de una profundidad plástica que la preocupaba. 


  •  Así es como en ese interior estructurado como resultado de la esencia de la obra misma se denota, sin embargo, el mundo exterior, que llega a la superficie sin confrontaciones y con muchos de los problemas ya resueltos.       

(Somos) nietos del Destino e hijastros de Dios, que se casó con la Noche Eterna cuando ella enviudó del Caos que nos creó.
(Fernando Pessoa) 

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