23 de febrero de 2016

RACHEL FEINSTEIN (1971) / ¡DEJEN YA DE MIRAR!

  •  El artista, el buen artista, es un creador de formas nuevas e irrepetibles, de epifanías dominadas por un imaginario que está con él pensando y fantaseando, invadiendo su numen y excitación. 
  •  Como partidario de Jean Dubuffet, suscribo sus palabras relativas al sentimiento de la necesidad de que una obra de arte se cargue de sorpresa, que asuma un aspecto nunca visto, que desoriente mucho y nos transporte a un ámbito absolutamente imprevisto.
  •  Estas esculturas de la estadounidense FEINSTEIN, casada con John Currin -¡imagínense qué pareja!- provocan miles de preguntas, entre ellas la razón que está detrás del núcleo de su conjugación y materialidad de su presencia, pero la sensación que despiden ya no es una cuestión en sí misma, es la totalidad que ejercen y se desprende de ellas. Ante las cuales, entonces, ha de estimarse atinada la frase de Peter Schjeldahl, acerca de que el arte es aproximadamente un cien por cien de placer.   
Y nosotros preguntamos a los que atraviesan la ciudad y marchan a otro sitio si buscan diamantes con un carro.
(Paul Eluard).

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