- Hacía mucho tiempo que mi amigo CÁNDIDO MONGE no visitaba este blog, al que por fin llega hoy conservando su estigma de gran creador solitario e injustamente olvidado porque no juega con ningún equipo de campanillas. Pero si es cierto que todo arte se alimenta de toda cultura y civilización de su época (modos de vivir, pensar y sentir), este artista entra de lleno en ese axioma a través de su sintaxis y síntesis de todo el progreso de la materia, especialmente del hierro.
- Y si tiene claro una verdad es que el arte también es una guerra donde las fuerzas de la vida y de la muerte se enfrentan, se desgarran mutuamente, y él esta en medio construyendo su significado, entre la dureza de la masa que manipula y lo lábil de sus esqueletos, de los espíritus que al final asoman de la misma, porque en definitiva acaba de dar con su forma, la misma que toman esas efigies que simbolizan el todo que él tenía en imagen.
- Algunos aseguran que no existe una interpretación determinante ni exclusiva, ni siquiera una provisional o aproximativa. Quizás sea cierto pero lo indudable es que su obra contiene en su íntegro conjunto y plenitud los elementos que dan consistencia, valor formal y enaltecimiento a una trayectoria que cubre ideológicamente multitud de aspectos y hasta de relatos. Y entre ellos las encarnaciones de una investigación constante sobre la contemporaneidad de la forma vista desde una óptica desnuda, despojada, férrea y oscura, que abre referencias y nunca las cierra.
Con cuánta destrucción, con cuánto odio.
Con cuánta falsedad hemos vivido.
Con cuántos muertos ascendió la historia.
(José Luis Rey)
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