- Mi amigo y artista PEDRO MORILLO sigue refugiado en su trinchera manchega para capear las atmósferas cerradas del invierno. Y durante las largas noches trata de utilizarse como caricia, bisturí, metáfora, fusil, ganzúa, interrogante, tirabuzón, blasfemia, candado, todas palabras de Benedetti que él entona cuando toma sus instrumentos de trabajo.
- Así es como ese campo que es el origen y con ello nutre (nunca mejor dicho) con su singular sinfonía cromática un proceso que no tiene una idea determinada, excepto la de dejar la memoria de un magma genético en total movimiento y condensación y que se refiere a él mismo, va tomando las formas de un rostro que no descansa, que está zurcido, que se reinventa a medida que el color negro exige ser y convocar, asustar y contrarrestar.
- Al final los rasgos y facciones van siendo ellas mismas, con distintas apariencias y semblantes, pero por encima de todo es el de un interrogador que no sabe como el destino le ha deparado esta presencia, esta piel cromática que le mantiene infectado por cada suceso, por cada evidencia que se le ha pasado y que ya es irreversible.
- Y sin embargo él insiste en representarse en tantas realidades como respuestas tenga el porvenir, para eso está esa mirada quieta, fija, subyugada por esas raíces que cruzan su cabeza una y otra vez y que conforman la historia desde su nacimiento hasta su muerte. Ahora todavía no toca, ahora lo que corresponde es esa soledad facial que ya sólo tiene la paz y la crueldad pictórica como fantasía.
che palabra bajate del walhalla
tu único porvenir
es desolimpizarte
(Mario Benedetti)
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