- Cuando una vez pregunté por el artista asturiano GUILLERMO SIMÓN me dijeron que todavía no había salido del mar. Y me aseguraron que él era su representante plástico, el último por ahora que sabía visibilizar sus vestigios, aquellos que le daban su fuerza y espíritu.
- Creo que las cualidades creativas y técnicas de este artista son un terreno que no hay que pisar ni poner en duda, por lo que hemos de sentir y aludir a lo que es más esencial en su obra. Mientras en sus primeras apariciones los fondos abisales marinos eran la magnitud de un hábitat del que manaba un misterio por descubrir (tengo la suerte de tener algunos de ellos y todavía sigo tratando de desnudarlos), en esta siguiente etapa su alter ego le pide sacar su capa exterior a la luz.
- Y él hace que se materialicen en toda su ira, su furor, su energía, reivindicando su fuerza y su belleza estética, su espíritu indomable, su intransigencia cuando pensamos que es un mero fenómeno que está como parte de una geografía demasiado vista como para tenerla en cuenta.
- Pero lo trascendental de este autor es cómo lo hace vibrar, vivir, exigir; cómo su presencia en el lienzo puede ser tan real o más que lo que miramos en su contingencia; cómo ha captado un alma que sólo él sabe revelar. Bien es verdad que no es tan difícil si uno está dentro de ella.
Me salí de mi carne, gocé más alto:
oponer una frase de basalto
al genio oscuro que nos desintegra.
(Alfonsina Storni)
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