- Mi amigo vasco ÁLVAREZ VÉLEZ no se cansa de de transmitirme que para él la forma es una constante preocupación porque no consigue desvelar sus múltiples secretos. Utiliza distintos materiales, lo que sabe que le da a ella un enorme placer, diferentes alquimias y al final sigue sin obtener esa cualidad inmanente que debe de estar en lo más profundo.
- Es un artista insatisfecho porque no ha agarrado esa hondura sino sólo partes de la misma. Yo le digo que lo que pretende es imposible porque lo que le caracteriza y ha de caracterizarle es una confusión inteligente y una voracidad crónica. Ésa es la astucia de la forma para que siga hurgando dentro de ella y así, de este modo, poder configurarla y darle vida.
- Esta cayendo siempre en esta trampa dado que no hay otra alternativa, su habilidad y creatividad puesta al servicio de una materia que no quiere quedarse simplemente en lo que es, ansía ser una magnitud y una cosmovisión, un fósil y una fabulación. Así es cuando nace la forma y se concreta una y mil veces.
- Ese empeño, constante y con dudas que va quitando y poniendo, logra unos frutos que él, como autor no se cansa de analizar, de percibir y de señalar. Es verdad que algo siempre se ha quedado y ha faltado, obligando a emprender de nuevo la tarea. El arte es una experiencia de límites, un derroche de fronteras.
- Esta pequeñas piezas escultóricas no resumen sino amplían un abanico de esos encuentros entre la tierra y los organismos en que se transmuta, citas que ÁLVAREZ hace a partir de una intuición y una reflexión sobre el alcance de un acuerdo permanente con ella. Y ella antepone la forma, su forma, sólida o alada, metamorfoseada en cabezas, cráneos, rostros, todo aquello que tenga una singular belleza para que se funda en una singular estructura de bronce y piedra y demás ingredientes.
- Cuando toda esta serie llega a su término, él nunca va a pensar que ha terminado, está en la obligación de seguir tal y como ella le exige, es un compromiso al que debe hacer frente estando solo rodeado por la formas de estas huellas, que están buscando un destino y no lo encuentran porque se le ha olvidado bautizarse con un nombre muy sonoro que no sale en las revistas de los ínfimos famosos.
- Que tu palabra oscura se derrame en la noche
- sombría y sin sentido
- lo mismo que el momento de tu vida.
(Ángel González).
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