25 de mayo de 2013

NAFTALI BEZEM (1924) / A PESAR DE TODO


  •  Los vínculos entre sociedad y pintura están claros. Que nadie -en esa acepción incluyo a los que deben hacerlo- nos incite a verlos o que se haga a modo de un ceremonial absurdo de obligado cumplimiento es otra cosa, lamentable pero otra cosa.   


  •  Sin embargo, dentro de la obra del israelí BEZEM no es difícil ver esa luz encendida  (¿dónde hay otra?), ese universo que gravita entre la acusada formulación cromática en la poética del horror y el descenso a los infiernos, Entre lo que se determina e indetermina estilísticamente para marcar su significación de una u otra manera.  


  •  Pero nunca se acaban de enterrar los muertos, están señalando siempre con una mano que vienen otros que estarán más despezados. Lecciones visuales, por tanto, de un espanto que nos sirve ya de consumo de imágenes y para ahuyentar el nuestro, y del que apreciamos únicamente lo acertado o desacertado de su visión. ¿Para qué más? 


  • Ni la lluvia 
  • pudo borrar las huellas de la sangre.
  • Perdido para siempre lo perdido,
  • atrás quedó definitivamente
  • muerto lo que fue muerto.

(Ángel González).

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