26 de abril de 2010

TAKASHI MURAKAMI (1963) / LA LUZ DE LAS TINIEBLAS

  • Desde la infancia nos acompañan las tinieblas, que son constantes y ciegas. Cuando el japonés MURAKAMI las ha empezado a visualizar, pensó que su "pantallización" las haría terriblemente visibles dentro de un amanecido universo virtual.

    • Por eso, dentro de la infinita gama de mundos posibles de los que el lenguaje plástico es capaz, el suyo es intencionado y calculador, pues es una luz que exhibe los bichos, parajes y conciertos nebulosos que fisonomizan oscuridades exigiendo ser contadas.


      • Su sistema simbólico de representación es lúdico y entrañable, aparentemente ingenuo y candoroso, pero contiene amenazas e incertidumbres, presentimientos y fatales destinos.




        • Quizá es la paradoja de lo ópticamente festivo del significante y lo turbio del significado lo que nos desconcierta, lo que no nos concede tregua en una mirada que se posa en esas grandes pantallas luminiscentes y atractivas como si fuesen paneles publicitarios o cinematográficos de dibujos animados.

      • Con ello ha descargado códigos con la sutilidad aconsejable a un despliegue imaginativo de tal calibre y artificiosidad, lo que merece nuestro agradecimiento.

      • Hacía varios días que mi amigo Humberto y yo no bajábamos al Malecón. Hoy, cuando lo hemos hecho, las olas nos gritaron que si no teníamos hambre nos marchásemos de allí. Y así lo hicimos, sin ni siquiera mirar para atrás.






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