Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
Obra del artista canadiense nacido en Pekín TERENCE KOH la primera, consistente en 222 vitrinas de cristal conteniendo cabezas negras deformadas hechas de escayola, pintura y cera. El coleccionista Saatchi declaró haber pagado doscientos mil dólares por ella.
La segunda pertenece al artista pakistaní HUMA BHABHA, especialista en crear figuras hechas de alambre, con colas o trompas, envuelta una de ellas en harapos negros y reclinada en la postura de ración islámica.
La última es de JIM HODGES, el cual obtuvo seiscientos noventa mil dólares por una chaqueta de piel tirada en un rincón.
El espagirista era un artesano que tenía como único objetivo transmutar los metales, producir oro y plata manipulando minerales vulgares. Sustituyamos la palabra mineral por la de material y conseguiremos descifrar uno de los enigmas del nuevo arte contemporáneo.
Estando mi amigo Humberto y yo una madrugada en el Malecón, pasó una mujer vieja, jorobada y coja, que nos increpó:
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