Hay que redescubrir lo que la tierra guarda para que el artista le dé forma y con ello haga realidad su presencia, presencia como sinónimo de fertilidad que crece hasta ser un monolito que el hombre abraza como símbolo de libertad.
Alberto Sánchez, el artista español fundador de la escuela de Vallecas, presintió, cuando amasaba la masa de levadura, que el núcleo de la tierra yerma e inhóspita sobre la que pisaba, era el sustrato del arranque de una raíz que debía elevarse hasta alcanzar una estrella.
- Y quiso mostrar una humanidad hecha de esas raíces, para lo cual materializó unas efigies que serían sus alegatos de lo que se ha constituido en aras de una vida que quedará siempre en nuestra memoria.
- Era un escultor de la tierra que la erigió en la protagonista que deseaba para la consecución de nuestra liberación si sabíamos acariciarla y darle la voz que siempre ha necesitado.
- Mi amigo Humberto ahora viaja con su sombra, no se despega de ella, incluso la lleva de noche a orear por el Malecón. A mí me quiere presentar otra para que no esté desamparado, pero la he rechazado. Yo prefiero luces que sean ciegas y sordas.
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