Se dice que la producción desmesurada de lo mismo conlleva una pérdida progresiva de valor, pues la multiplicación hace que acaben destacándose los defectos de una obra, y el peor de todos ellos es su superficialidad.
El alemán GUHL no es superficial sino el que carga tintas, colores, manchas, deformaciones, feísmos, crueldades, horrores sobre unos seres que quieren ser sin pensarlo la pasión de un nuevo arte.
Han perdido el sentido estético del tiempo y de la realidad, pero les da lo mismo, porque saben que solamente la eternidad es la que les procurará su pertinente rango.
Las palabras se pudren, son devueltas,
como pétreo excremento,
sobre la noche de los humillados.
(José Ángel Valente)
El creador para no dispersarse debe creer ciegamente en lo que hace y para esto tiene que parecer desmemoriado y hacerse el sordo a los cantos de sirena de otras tendencias.
Excepto en el caso del francés BROCHERIE que, absorto en la magia cromática que se le abre, las sintetiza todas en sus obras, fraguándolas con una iluminación que retorna de lo celeste.
La visión de desarrolla como si no tuviese límites, se recrean como entidades que se gobiernan a sí mismas, que se proyectan como apariciones casi sobrenaturales de las que no podemos prescindir.
Se quebraron mis alas. La tormenta
volvióse niña en su morir temprano.
(María Elvira Lacaci)
El artista no puede el impedir el cometer en un momento dado disparates o dislates, pero sus obras se anteponen, los neutralizan y los derrotan.
El británico Winter, acompañado de su mescalina, inundaba las superficies de texturas que se pegaba a ella para narcotizarla en un viaje a la vida o a la muerte que no tiene retorno.
La geometría se le presenta sin pensar en ella y la gama cromática se desgañita al ofrecer unos sinónimos que no entienden de parsimonia, sólo de la voluntad de ofrecerse a una visión que rezuma laberintos de lo que quiere ser y ya es.
Por aquella palabra
de más que dije entonces, trataría
de dar mi vida ahora.
(Ángel González)
Para el sueco LUND la abstracción es una idealización que debe mostrarse en todo su esplendor y ha de convertir la superficie en una población cromática de sueños.
Los territorios los señala y después los viste y disfraza para que sean más reconocibles, introduciéndose en el entorno entre el fragor y la visión encendida.
Así es como la concepción del arte se concibe como una plataforma que no pretende encarnar una soflama de doctrinas sino una multiplicación redimida de colores y universos holgados.
Soy muchedumbre
que deriva en las aguas de un tenebroso asedio.
(José Manuel Caballero Bonald)
La propia obra de arte funda y crea el propio espacio en el que se expone y se manifiesta, ya sea público o privado, ya sea en un tiempo o en otro, ya sea en lugar o en otro.
El alemán HEICKE parece como si antes de actuar adquiriese una postura ingrávida, un levitar que le hiciese intuir la navegación de su pintura.
La sutil y delicada multitud que puebla su obra, sus nebulosas flotantes, sus ávidas armonías entre lo pálido y lo lumínico, sus suaves acentos líricos cromáticos, conforman la definición poética de un hacer álgido y acariciante.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
(Ángel González)
- ¿Es de hecho arbitrario que ciertos procesos y materias, y no otros, hayan sido acreditados como vehículos de arte? Claro que preguntarlo así no es definir nada en absoluto.
Un ejemplo es la obra del burkinés BONKOUNGOU, la cual viene acreditada por el uso del bronce y la madera en su tierra natal desde hace mucho tiempo.
Su pensamiento y conexiones espirituales se hacen visibles en esos materiales, reavivando una cultura y un arte primigenios que invocan y se continúan desde el pasado hasta el presente.
La materia, en el caso del madrileño BUENDÍA, preferentemente madera, la selecciona primeramente y después espera que sus manos piensen para vivificarla poco a poco, depurarla y sanearla.
En 2009 ya hablé de él y de su obra en este mismo BLOG y hoy vuelvo a hacerlo tras haberlo conocido en persona, confirmándome que es un escultor que siempre está a la búsqueda de las formas esenciales.
Reivindica la creación para albergar lo esculpido, lo tallado y lo construido como un signo que modela el espacio, lo convierte en ente y lo capacita plástica y visualmente para que sea una elucubración abstracta compartida entre ojos y significados.
Y vi a un mono devorar excrementos
y a una mujer enriquecida con la sangre de los mártires.
(Leopoldo María Panero)
