- Estamos ante la obra de un neerlandés, KOCH, considerado el máximo representante del realismo mágico. Y desde luego me rindo, pero no por un hechizo que nunca descubriré, sino por la fascinación de una propuesta que impone el ocultismo de una belleza fría e insolente contenida en la fealdad.
- Si contemplamos detenidamente estas imágenes nos cuidamos muy mucho de quitarnos las máscaras, queremos que sigan camuflándonos, guardando un misterio que no nos atrevemos a descubrir, que tiene que continuar custodiado para que no haya nada que exteriorizar.
No se trata de convicciones ni de encuentros con la razón, sino de intuiciones que nos revelan estos retratos, derivadas de una verdad que se hace plástica gracias al encantamiento y al ensalmo. Son primeros planos que no tienen salida, no dejan un hueco en la ensoñación de la mirada en campos miríficos. Aunque bien es cierto que ni falta que hace.
En definitiva, que para eso están estos antisímbolos, para que la estética de lo prodigioso permanezca viva aunque sea con disfraz.
- Dicen que la obra "Expectativas" del alemán RICHARD OELZE ha sido fundamental en la historia de la pintura. Una valoración quizá excesiva para el conjunto de un hacer rico en significaciones plásticas. Es indudable que en esos personajes que tratan de ver en un horizonte sombrío se refleje la incertidumbre del hombre del siglo XX. Durante el mismo la naturaleza humana se puso a prueba y perdió, por eso esos miles de ojos tratan de advertirnos que no atravesemos espesuras tenebrosas, tal como lo hace esa pareja, que seamos incapaces de descifrar. Pereceremos.
A una definición impregnada de gran fertilidad pictórica en todas las áreas de la representación, une una intensidad expresiva que nos penetra y nos traduce, hallando itinerarios fosilizados en nuestro mapa genético. Si configura expectativas que no se cumplen, al menos proyecta su inseminación en el soporte como testimonio de que han quedado rodando en el vacío a causa de su maldición y condena, aunque luego sean su insumiso reverso.
- Cabalgamos sobre la duda, la amenaza, la inseguridad. Vacilamos siempre, incluso desde el fondo de la mirada. El artista ha dado fe a pesar de que al final que sigamos sin creerlo.
- Una parte de la obra de este pintor y muralista finlandés, GALLEN-KALLELA, no nos es nada extraña porque podemos considerarla en nuestra contemporaneidad, tal si fuese un cómic de ahora que narrase historias de sangre y fuego, de combate y muerte.
Otra parte es la plasmación de una búsqueda de realidad entre el erotismo y la dimensión inmarcesible que es el sueño de lo imposible, que es dejar que la muerte no tenga tiempo, se quede sin él, caduque, se haga ciega y sorda y no pueda realizarse.
- No es una pintura que podamos olvidar, se mece en nuestra mirada con la verosimilitud de lo conciliado visualmente, de lo acordado entre presencias y ausencias, entre evocaciones y confluencias imaginadas.
Te admira el poder de una ilusión figurativa o la sensación de tomar lo táctil como un nuevo encuentro que has recuperado. No es vana la visión que te procura una fantasía que no elucubra, sino que toma base sobre un fondo de percepción tan íntimo, tan intemporalmente existencial. Quizás sea un adiós que se repite pero sin reniego.